martes, 12 de julio de 2016

EL ESPANTA-BUSCA

Hacía mucho tiempo  que no sufría la aparición de uno de estos pelmas, a los que denominábamoss "espantabuscas" en mis años mozos. Había llegado a pensar que esta desagradable fauna se había extinguido con los años; como contaré, a continuación, todavía existen:


Estaba el pasado domingo tomando el aperitivo en una cafetería del paseo de San Francisco de Sales, muy bien acompañado por Carmen, una buena amiga, cuando se presenta un sujeto que la saludó muy efusivamente. "Bwana, te presento a mi primo Jaime", dijo la chica tras aplicarle un par de besos. El tal Jaime se sienta en la mesa con nosotros, pide un fino Laina, con tacos de jamón y empieza a contar algo que no escucho, sumido en profundas cavilaciones sobre el fracaso de mis intenciones de terminar la amistad con Carmen y pasar a relaciones más íntimas. 

Sobra decir que servidor abonó la cuenta. 

Seguiremos siendo amigos....





5 comentarios:

  1. Hay que procurar, Don Bwana, ligar con chicas que sean HUÉRFANAS de todo parentesco.
    Los "palizas-jetas" esos que se comen los pinchos y se van sin preguntar lo que deben, son más molestos que los abejorros en una habitación cerrada y en un verano como los que hacen en Madrí.

    Vivía hasta hace poco en mi pueblo el que había sido entrenador galés de la real Sociedad, John Benjamin Toshack, al que los habitantes de Zarauz daban la espalda en cuanto asomaba porque iba de bar en bar a GORRONEAR de quien pillara.

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    1. Agradezco el consejo, Don Javier, aunque resulte complicado que coincidan esas cualidades de falta de familiares, con la belleza y simpatía de la interfecta; de todas formas, buscaré ese objetivo con atención.

      Supongo que el truco del Toshack para gorronear, consistía en hablar de técnicas futboleras con el personal.

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  2. En mi pueblo tenemos un sistema muy bueno contra este tipo de pájaros, y es dejarlos con la comida en la boca.... En cuanto el ínclito se pone a trasegar el vino y zamparse los pinchos es el momento de levantarse con cara asustada y decir, "Mecachis, se me ha olvidado cambiar el riego" (o cualquier otra tarea campestre, que corresponda con la época, sirve aunque no se tenga huerto) Dejar unos euros encima de la mesa (que cubran la consumición propia y poco y salir zumbando, guiño a la muchacha a la que luego hay que llamar para concertar una nueva cita.

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    1. Buena técnica la de sus paisanos. Lo malo es que, a pesar del guiño, lo normal es que la presa se haya escapado.

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    2. Otra de las ventajas del pueblo, es que muy lejos tampoco puede escapar.... jeje.

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