lunes, 8 de febrero de 2016

LA GATA

Mujer asegura ser un gato atrapado en el cuerpo de un humano
(de lared)

Nano es una chica de 20 años de Oslo, Noruega, que puede soñar y parecer un humano pero que psicológicamente está convencida de que es un gato. Recientemente contó su historia a NRK, un canal noticioso de Noruega.

Nano contó a NRK que se dio cuenta de que era un gato “cuando tenía 16 años y los doctores y psicólogos encontraron cuál era ‘el problema’ con ella. Tengo un defecto genético de nacimiento”.

Agregó que es super sensible a los sonidos (como un gato) y puede escuchar cosas que los humanos no pueden, como “llaves en los bolsillos” y “maletas siendo arrastradas en el suelo”. Y si ve un perro en la calle, automáticamente lo enfrenta.

Usa una cola artificial y orejas de gato y prefiere caminar a cuatro patas.

Nano tiene un amigo, Svien, quien tiene “una personalidad de gato” dentro de sus muchas personalidades, pero ella ES un gato. Ambos se comunican con maullidos.

Mira el curioso vídeo de la entrevista a continuación.




No sabía que los fríos afectaran las neuronas de tal manera; tenía la impresión, errónea por lo que parece, que por esas latitudes se combaten las bajas temperaturas con buenas dosis de vodka y otros aguardientes similares y que, resultado de este abuso, se producen alteraciones psicológicas graves. En el caso de la Nano, no se reporta ninguna afición a la botella, por lo que parece que han sido las heladas las que le han dejado el cerebro deteriorado y la inducen a protagonizar estas paparruchadas.

4 comentarios:

  1. Para mí tengo que todo eso es consecuencia del aburrimiento en soledad. Esos vikingos actuales viven en casa aísladas unas de otras, se juntan una vez al años a intercambiarse mermeladas, y terminan creyéndose ser gatos o lobos.
    Algo que nunca sucederá ni Madrid ni en Sevilla.
    Por mi tierra es más posible ya que de cuando en cuando se nos aparece uno de estos en forma de Arzalluz o de Kurkullu.

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    1. Vosotros, ustedes, tendrán Kurkullos, pero en Madrí nos entretenemos con las ocurrencias de Carmenas y Meyers, cosa fina, de verdad. Aquí no podemos aburrirnos, aunque queramos.

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