lunes, 28 de enero de 2013

EL ESPEJO DEL ALMA


Lo que dice nuestro rostro sobre nosotros

(de BBC Mundo,)

En los últimos años se han publicado diversos estudios que sugieren una relación entre la forma de la cara y la personalidad. En particular, varias universidades estadounidenses realizaron investigaciones que muestran que los hombres con caras más anchas tienden a ser más agresivos.

Estos estudios también sostienen que la mayoría de mujeres prefiere a hombres con estos rasgos, ya que la agresividad se asocia con una mayor capacidad reproductiva.

Un grupo de biólogos de cuatro países, liderados por un argentino, se propuso realizar un examen exhaustivo para ver si estas conclusiones tienen fundamento antropológico.

Los expertos analizaron los restos óseos de unas 5.000 personas que habitaron en diversas partes del planeta en los últimos seis siglos. Estudiaron la fisionomía de 94 sociedades humanas que vivieron en épocas, lugares y situaciones muy diferentes.

El coordinador del proyecto, Rolando González-José, dijo a BBC Mundo que los resultados fueron concluyentes: "No existe relación alguna entre la forma de la cara y el comportamiento".

El trabajo de González-José y de sus colegas de Brasil, España y México fue publicado en la revista científica PLoS ONE. González-José explicó que los estudios que buscan relacionar la apariencia física y el carácter tienden a contener varios errores de procedimiento.

Uno de ellos es cómo se hacen las mediciones. Muchas de las investigaciones modernas utilizan fotografías para realizar sus estudios. Así, miden los rasgos de las imágenes y no de personas de carne y hueso.

Para González-José se trata de un método impreciso por un fenómeno que él llama "cabeceo". "En una foto es difícil que el sujeto tenga su cabeza perfectamente derecha. Si está levemente inclinada hacia arriba o hacia abajo será imperceptible a la vista, pero sí afectará las mediciones", sostuvo.

Para evitar este problema su equipo midió directamente los cráneos de las personas, un sistema más riguroso.

Otro problema que identificó el científico es el tamaño de la muestra estudiada.
"Lo que demuestra nuestro estudio es que el contexto social y cultural es mucho más determinante para explicar un comportamiento que lo genético "Muchas investigaciones universitarias se basan en estudios pequeños que no alcanzan a ser representativos de la sociedad", criticó.

De ahí que el trabajo publicado por este bioantropólogo del Centro Nacional Patagónico (Cenpat) y sus colegas buscó ser lo más amplio posible, e incluyó todo tipo de sociedades, desde tribus pre-colombinas hasta poblaciones urbanas europeas del siglo XX.
Los expertos no encontraron evidencia de que los hombres con caras más anchas tuvieran más hijos, ni tampoco que fueran favorecidos por las mujeres a la hora de encontrar marido.

También descartaron la teoría de que los hombres con caras más anchas suelen ser más agresivos. Para demostrarlo, recurrieron a un método original: compararon a todos los hombres estudiados con un grupo de 190 presidiarios mexicanos que fueron condenados por homicidio o robo en el siglo pasado.



Claiton Bau, del departamento de genética de la Universidad Federal de Río Grande do Sul, en Brasil, otro de los autores del estudio, advirtió que asumir que la personalidad de un individuo está determinada genéticamente y que esos caracteres se reflejan en la forma del rostro puede acarrear varios peligros.

"Aplicar esos falsos 'indicadores faciales' podría llevar a una suerte de estigma negativo en cuestiones que van desde una entrevista laboral o el ingreso a la universidad hasta un juicio por tribunal", planteó.

También advirtió sobre los riesgos de creer que se puede predecir el comportamiento humano a través de la anatomía facial.

"Lo que demuestra nuestro estudio es que el contexto social y cultural es mucho más determinante para explicar un comportamiento que lo genético", concluyó González-José.

Cesare Lombroso
Lo que dice Rolando no se ajusta a las teorías del gran criminológo Cesar Lombroso, estudiadas en todas las facultades de medicina.  Según Lombroso, los delincuentes nacían delincuentes, y los rasgos de animalidad que los delataban eran los mismos rasgos de los negros africanos y de los indios americanos, herederos de la raza mongoloide. Los homicidas tenían pómulos anchos, pelo  crespo y oscuro, poca barba, grandes colmillos, los ladrones tenían nariz aplastada; los violadores, labios y párpados hinchados. Como los salvajes, los criminales no se sonrojaban, lo que les permitía mentir descaradamente, según Lombroso. 

Al recordar muchas caras de los jerifaltes nazis, como Himler, Goebels, Heydrich, Goering, etc., estoy más por la teoría de Don Cesare. Muchos dirigentes políticos de hoy en día, al igual que los antiguos nazis, tienen unas caras lombrosianas que los denuncian a simple vista.  Y no señalo, ni siquiera al Gorilator, el pobre. 

8 comentarios:

  1. Lombroso es uno de los primeros teorizantes del Derecho Penal moderno pero se ha demostrado que sus iniciales teorías, en general, no son ciertas.

    Qué quiera que le diga. Lo de la "cara es el espejo del alma" es tan falso como el de que los "gordos son pacíficos".

    Chaquespeare le hace decir a Cesar que "los hombres de perfiles afilados como Casio son peligrosos", y Casio fue uno de sus asesinos.

    El tipo más peligroso que ha habido en España en los últimos 25 años tiene cara de galán argentino de pelis de tangos, y se llama Zapatero.

    El mismo Isra tiene cara de buena persona y vaya usted a saber.

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    1. A pesar de las nuevas teorías he comprobado, a través de mi experiencia con la gente, que el conjunto de las facciones, incluyendo todo lo que forma parte de la cara, siempre me han resultado reveladoras de la personalidad del sujeto. Pese a la cara de galán argentino de ZP, sus labios, su naríz e, incluso, las orejas, lo delatan como un embaucador de la peor calaña. Como dicen los mexicanos, cuando una persona "cae gorda" es un sexto sentido que nos la señala.

      Con la cara de DON ISRA, no hay peligro de equivocarse: se trata, sin lugar a dudas, de una estupenda persona. La misma opinión tengo de vuestra merced, DON JAVIER. Hay caras que no engañan, como el algodón.

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  2. Bueno, el cabrón de Stalin tenía pinta de bonachón, ese regordete simpático que te sube la compra a casa y te invita a unos vinitos, y ya ve cómo nos salió, tan hijpoputa (o más, simple cuestión numérica) como Hitler y éste si tenía cara de cabrón con pintas en los lomos.

    Como siempre hay excepciones que confirman la regla de que no tiene nada que ver la cara con la persona, yo siempre he tenido fama de antipático y borde (lo cual no era óbice para apreciar igualmente mi belleza e inteligencia) y cuan insidiosas son esas afirmaciones, cuando la explicación es mucho más sencilla, no me gusta la gente.

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    1. El frondoso bigote que se había dejado don José era, precisamente, para disimular la forma de los labios, que lo delataban. Algo parecido había hecho don Adolfo, por iguales motivos, aunque no había conseguido esa apariencia de buena persona debido a la mirada de sádico que lo distinguía.

      Como le digo a DON JAVIER, tanto su cara como la de Vd. no engañan, como el algodón. Esa fama que dice Vd. que ha tenido no admite la menor justificación y debe tratarse de algún error involuntario. El hecho de que no le guste la gente no es razón; a mi me sucede lo mismo.

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  3. La simpatía, es frecuentemente un prejuicio sentimental, basado en la idea de que la cara es el espejo del alma.
    Por desgracia la cara es casi siempre una careta.
    Debe ser por eso que hay tantos caraduras...

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    1. Efectivamente, mucha gente lleva careta, tratando de ocultar lo que realmente es. Sin embargo, ahora que llega el Carnaval, se ponen otra, hecha de cartón o plástico, tapándose la que utilizan permanentemente, careta sobre careta. Algo de difícil comprensión para un observador anónimo.

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  4. Hombre, algunos excesos de la mala vida y tal si se reflejan a menudo en la jeta, pero no necesariamente...¿y el culo qué? si uno es un desaforado tragaldabas también lo suele reflejar, pero hay gente con una pata hueca, así que tampoco.

    Resumiendo, me parece una memez

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    1. Con los años va cambiando uno de percepción de la cosa; antes me "caían gordos" los barbudos y bigotudos; ahora me he convertido en uno de ellos. Sin embargo todavía no le abriría la puerta a nadie con un careto como, por ejemplo, el del Rubi.

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