jueves, 10 de abril de 2014

LO LLAMAN BAILE


Cómo deben bailar los hombres, explicado por profesores universitarios
(de "el confidencial")

"If I Were a Boy" es una de las canciones más célebres de Beyoncé, en la que la 
 voluptuosa artista se planteaba qué haría si fuera un chico. Sin embargo, son 
muchas de las cosas para las que se ha atribuido tradicionalmente a las mujeres 
mayor habilidad (otras tantas tiene la anatomía masculina). Entre ellas se encuentra el 
baile, que normalmente es más fácil para las mujeres. ¿O se imaginan a tres 
hombretones bailando y moviendo las caderas vertiginosamente como Beyoncé? 

Bueno, si bien es más complicado, no parece que sea imposible, ya que la Northumbria 
University acaba de publicar un estudio revelando qué es lo que convierte a alguien 
en un buen bailarín, y haciendo hincapié en cuáles son los movimientos masculinos 
que atraen al ojo femenino.

Como explica Justin Gmoser en Business Insider, los investigadores de la Northumbria 
University reunieron a diecinueve hombres de entre 18 y 35 años que carecían por 
completo de experiencia en la pista de baile. Todos ellos tuvieron que bailar, 
individualmente, al compás de un ritmo muy sencillo y sus movimientos fueron 
grabados mediante un sistema de "motion capture". Gracias a estas grabaciones, se 
crearon modelos en 3D, basados en los movimientos de los bailarines inexpertos.
Muchos de los chicos en la pista de baile aparecen mordiéndose el labio, mirando para 
abajo, parecen nerviosos, ansiosos o avergonzados

A continuación, se pidió a treinta y siete mujeres que valorasen las capacidades de danza de los avatares creados. De todos ellos se midió la amplitud, la velocidad, la duración y la variabilidad. La apreciación de las féminas fue casi unánime: todas tenían muy claro qué era ser un buen bailarín y qué no.

Dadas las claras respuestas de las mujeres, las conclusiones del estudio fueron muy evidentes. A simple vista, podríamos decir que un mal bailarín es aquel que mantiene partes de su cuerpo rígidas, que no ocupa todo el espacio que abarca su cuerpo en movimiento, que no sabe qué hacer con sus brazos o que mira para abajo, con la cabeza tiesa. Un buen bailarín, por el contrario, se mueve con seguridad y ampliamente, varía sus movimientos, extiende los brazos con naturalidad y mueve la cabeza, mira a su alrededor y danza con la velocidad adecuada, sin parecer forzado.


Cuando veo éso que llaman baile hoy día, donde no se distinguen varones y féminas, no se sabe quíen baila con quién y se dedican a dar saltos levantando los brazos al cielo, no puedo menos que recordar aquellos felices tiempos en que uno rodeaba la cintura de la chica con el brazo derecho, mientras élla le acariciaba la nuca con la mano izquierda y, juntas las manos libres se danzaba al ritmo de un bolero. Todo a la menor distancia posible, por supuesto. 

Ahora, por lo que parece, se estudian las posturas, bastante sospechosa por cierto, que deben presentar los bailarines. Y se hace en la Universidad.....

8 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo con sus apreciaciones finales. Lo de ahora tiene de baile lo que un calambre eléctrico en un mozo o moza cuando está peinándose.

    Aunque le parezca increible y para gran envidia del complutense a mis 20 años pesaba 60 kgs. y bailaba desde fox-trot, pasodobles, valses a polkas y tangos. Con elegancia y mirando con la cabeza alta a las demás parejas.
    Ahora cuando se van a casar los mozos y algunos aún conservan algo de "Esprit de finesse", se van a una academia a aprender unos pasos de VALS para bailarlo tras la comida o celebración ( lo de "banquete" vamos a dejarlo para uso de los antiguos romanos)

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    1. Lo del calambre es muy cierto; a veces parece una parodia del Baile de San Vito.

      No me parece increeíble; todavía se le nota esa elegancia al caminar que sólo se obtiene con la práctica del buen baile. Lo que le envidio es ese dominio del tango, un baile que nunca he podido practicar ni siquiera con mi paso por América del Sur. Yo era más bien de bolero, pero no de la pesadez ésa de Ravel, sino el los de Lucho Gatica, o de Javier Solís.
      Por mucho que practiquen los mozos de ahora, nunca bailarán el vals como D. manda: mirando al tendido.

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  2. No me lo imagino, señor Bwana.

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  3. Verá Bwana, yo es que soy un Intocable de Eliot Ness y no me gusta bailar agarrao porque no me gusta que me toquen, excepto cuando tenía 15 años y antes de que pusiesen las lentas en la discoteca iba a buscar algún ejemplar con el que sacarle brillo a la hebilla (y lo que el señor tuviese en gracia ofrecerme esa tarde...a esa edad con poco íbamos arregladitos a casa).

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    1. Aunque a mí tampoco me gustan los acercamientos, en especial cuando me hablan a un palmo de la cara, hay ocasiones en las que vale la pena abrazar bien a una maravilla de las que discurren por la Naturaleza, aunque se haya sobrepasado la quincena.
      Además, siempre existirá el pasodoble para escaparse de cualquier eventualidad como, por ejemplo, una flatulencia producida por el roce de la hebilla que menciona.

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  4. En el baile como en la vida la seguridad se lleva el premio. Lo de cogerla por la cintura ya es el colmo de la seguridad porque desafías incluso la posibilidad del guantazo.

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    1. Efectivamente, resulta más efectivo (y agradable) cogerla por la cintura y si, encima, le van acariciando a uno la nuca, miel sobre hojuelas.

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