Burras y burros

Hace pocos días me encontré con Belisario Rodríguez, un antiguo compañero de juergas en Rabat, que actualmente vive en una finca de Becerril de la Sierra. Belisario se dedica a criar burras desde hace una década y también tenía una piara de cerdos que, afortunadamente, vendió hace un par de años.

Estos animales viven felices en un entorno precioso y muestran su agradecimiento a mi amigo acatando todas sus órdenes :

-¡al establo! y se ponen en fila, entrando tranquilamente,

-¡a comer! y salen todos al lugar establecido.

El problema de mi amigo es que no tiene machos en el grupo y debe procurarse el semen de los ejemplares que le prestan los vecinos; en ocasiones ha de acudir a campamentos gitanos.

-"Esta vez he tenido que ir a Nogales (Badajoz) para encontrar un burro en uno de los asentamientos gitanos que existen por la carretera," me cuenta.

-"Cada vez se hace más difícil la cosa, me estoy temiendo que estos animales se han contagiado de la moda actual de los humanos y han perdido interés por el sexo opuesto"

-¿Supongo que tendrás que llamar a un veterinario para introducir "éso" dentro de tus burras?, le pregunto.

-"Por supuesto, se trata de una operación muy sencilla; lo más difícil es la obtención del material, que te explicaré cómo tenemos que hacerlo..."

-No te preocupes por el asunto, me lo imagino y prefiero no conocer los detalles, le corto.

-"Otra cosa complicada es el almacenamiento del material, que debe hacerse a baja temperatura y tengo que guardarlo en la nevera de casa. He tenido alguna discusión con mi señora por esta tontería, pero ya lo tengo bajo control".

Antes de despedirme de Belisario le digo:

-No tienes que largarte a Badajoz para buscar burros, en las lagunas de Peñalara pude comprobar que todavía existen jumentos en pleno uso de sus facultades.