(de Diario Popular)
Según un libro, comprimir el ano cien veces al día es una receta infalible para combatir la depresión. Su autor, Hiroyuki Nishigaki, ha cosechado tantos adoradores como detractores.
Aunque parezca mentira “Adiós a la depresión comprimiendo el ano cien veces por día” obtuvo las casi cinco estrellas (el máximo existente) para la mayoría de los lectores que lo reseñaron en la librería Amazon. Por lo visto los lectores han disfrutado de la lectura, ya sea porque evalúan que la técnica efectivamente tiene algún valor terapéutico o -como sucede en la mayoría de los casos- porque consideran que es el libro más gracioso de la historia de la literatura.
Para ilustrar esta disyuntiva basta con la siguiente frase textual de la obra: “Además de expulsar un gran blanco fuera de tu trasero, puedes sentir como si tu primer chacra chorreara dulce moco caliente”. Al estar plagado de sentencias como ésa, sus lectores recomiendan la apertura del libro en una página al azar.
David Emory de Palo Alto, California, por ejemplo, escribió en una reseña: “Debo admitir que no hallé este libro de mucha utilidad. Me lo recomendó mi doctor, al cual de ahora en más miro como si fuera un chiflado.
Aunque parezca mentira “Adiós a la depresión comprimiendo el ano cien veces por día” obtuvo las casi cinco estrellas (el máximo existente) para la mayoría de los lectores que lo reseñaron en la librería Amazon. Por lo visto los lectores han disfrutado de la lectura, ya sea porque evalúan que la técnica efectivamente tiene algún valor terapéutico o -como sucede en la mayoría de los casos- porque consideran que es el libro más gracioso de la historia de la literatura.
Para ilustrar esta disyuntiva basta con la siguiente frase textual de la obra: “Además de expulsar un gran blanco fuera de tu trasero, puedes sentir como si tu primer chacra chorreara dulce moco caliente”. Al estar plagado de sentencias como ésa, sus lectores recomiendan la apertura del libro en una página al azar.
David Emory de Palo Alto, California, por ejemplo, escribió en una reseña: “Debo admitir que no hallé este libro de mucha utilidad. Me lo recomendó mi doctor, al cual de ahora en más miro como si fuera un chiflado.
Digo yo que alguna relación habrá ya que de todos es sabido que el miedo produce un encogimiento de ese músculo, por lo que realizar esas compresiones que recomienda don Hiroyuki pudiera mejorar el estrés producido por el miedo. De todas maneras, veo complicado hacerlo cien veces al día.
Uséase y para ser claros que si a uno/a le dan por el ojete es más propenso a la deprsión???
ResponderEliminarVaya con estos japos, saben de todo...
Pero... pero... ese dulce moco caliente... ¿por dónde chorrea? mire que me parece repugnante del todo, eh.
ResponderEliminarD. CAROLVS II:
ResponderEliminarSu deducción no puede ser más lógica. Basta observar la cara de algunos políticos a los que "les va la marcha".
Dª Ginebra:
ResponderEliminarA mi también me causo asco la frasecita, pero la copié por respetar el original.
¡Qué palo para los laboratorios!,seguramente la Pajillas saldrá diciendo que está prohibido, que hay que cuidar a los laboratorios.
ResponderEliminarBueno, mientras se está leyendo el libro y contando las contracciones, se olvida uno de la depresión. Había también otro método igual de eficaz que terminaba oliéndose el dedo.
ResponderEliminarQué cosas tienen estos orientales.
D. MAMUMA:
ResponderEliminarLos laboratorios ya ganan suficientes dineros para preocuparse de unos métodos tan naturales.
Dª maharani:
ResponderEliminarMucho cuento es lo que tienen esos orientales. Menos mal que, al menos, tiene uno donde ir a comprar una lechuga los domingos.
Lo que verdaderamente me sorprende es que haya gente que compre el libro de marras, que pase de la primera página y que además pierda su tiempo en comentarlo.
ResponderEliminarMucho desocupado es lo que hay.
D. aspirante:
ResponderEliminarTodo es el resultado de tantos años de mandato socialista.