GARRA RUFA

Preocupación de las autoridades sanitarias del Reino Unido por la moda del “Garra Rufa”
(de Metro.co.uk)

Originario de Turquía, el Garra Rufa, o "Pez Doctor", es utilizado por sus virtudes curativas desde cerca de dos siglos

El Garra Rufa es un pez asombroso con virtudes múltiples. Una de sus principales cualidades es exfoliar la piel de la corteza de envejecimiento.

Su función de descamación es instintiva y muy agradable. En efecto, el Garra Rufa no posee dientes y se alimenta exclusivamente de pieles muertas mediante succiones delicadas. Ha sido utilizado en pedicura desde hace muchos años, especialmente en Asia.
Sus dotes de "curandero" son utilizados en muchos Spas dedicados al bienestar en Asia, en Oriente, en los Estados Unidos y también en España. Se venden por Internet a €2 la unidad, para un tratamiento más privado.

Recientemente este tipo de pedicura ha sido prohibido en varios estados de Norteamérica y la Agencia de Protección de la Salud, en Gran Bretaña, confirma que existe riesgo de infección entre las personas sometidas al tratamiento.
Otra preocupación de las autoridades sanitarias es la falsificación de los Garra Rufas por parte de los chinos. Efectivamente al “pez doctor” le a salido una imitación; Llega de China y tiene un aspecto similar, la diferencia con estos diminutos peces no supera los cuatro mm. Además el garra rufa es gris, mientras que las imitaciones chinas son amarillas (¡lógico!) . Además, cuentan con unos pequeños dientes que eliminan tanto células muertas de la piel, como vivas.
El resultado: soriasis e irritación en las zonas tratadas. Si siente como mordisqueos, o como pequeños pellizcos, piense que puede ser víctima de un fraude.

Según me cuenta un amigo de Miami, a quien he llamado para interesarme por el asunto, en Florida tuvieron que prohibir estos tratamientos porque las autoridades sanitarias no daban abasto ante la cantidad de quejas de los usuarios. Según me dice, hubo graves lesiones en los bajos de algunas personas que no se limitaban a meter los pies en el recipiente, sino que introducían todo el cuerpo. Me comenta el espeluznante caso del Sr. NN a quien un gracioso le coló una piraña entre los auténticos garra rufas cuando había introducido sus partes en la mini-piscina. Dice mi amigo que la cosa llegó al extremo de que los pececillos se vendían en los "Sex shops".

Por muy auténticos que sean los animalillos, no será un servidor quien se someta al tratamiento, por muy agradable que sea. Prefiero la clásica crema desodorante de toda la vida.