Ecosafaris urbanos

Vuelven los 'ecosafaris' urbanos del Instituto Jane Goodl de España
En nuestras ciudades existen especies fascinantes de animales y plantas que merece la pena descubrir, con el mismo afán explorador que inspiró a los grandes aventureros del pasado. Éste es el espíritu con el que el Instituto Jane Goodl de España vuelve a poner en marcha este año los ecosafaris de su proyecto Biodiverciudad, una innovadora propuesta didáctica que tiene como objetivo acercar a los ciudadanos, especialmente los más jóvenes, la fauna y flora de su entorno urbano.

El "afán explorador del pasado" no veo que tenga nada que ver, por ejemplo, con una excursión por la calle 30; no creo que encuentren más animales que unos cuantos conductores apresurados. Me ofende, por lo que me toca, que se crean herederos de Stanley y Livingstone y otros grandes aventureros que se jugaron el pellejo valientemente.

A lo mejor piensan pasarse después de la excursión por el Zoo para fastidiarle la siesta a algún gorila. Encima son tan rácanos que no se les ocurre llevarles unos churros con chocolate, con lo que les gustan.

Vean la carcajada de "Sleep", el gato del vigilante, cuando uno de estos grupos salió corriendo pensando que era un tigre que se había salido de la jaula.

Me gustaría ver a estos "valientes exploradores" metidos en las selvas de Camerun y enfrentados a los chimpancés pederastas (que piden el DNI para no equivocarse), a los leopardos babosos y demás alimañas que tanto abundan por allí y que no están detrás de unos barrotes.

Dicen que "hay animales fascinantes en la ciudad"; espero que no estén pensando en una visita al Congreso o a la Moncloa, porque los animales que por allí pululan más que fascinantes son terroríficos.

Lo de llamarle al proyecto "Biodiverciudad" es que ya rebasa la frontera de la horterada.