CASO I:
En primer lugar veamos a Regina que, a sus 15 primaveras, ha sido capaz de montar y hacer saltar a una vaca:
Esta joven alemana le pidió a sus padres un caballo, pero en vista de que se lo negaron, se dedicó a entrenar la vaca de la familia y consiguió que el animal saltara como un caballo. El entrenamiento de Luna, que así llama a la vaca, le costó dos años para lograr que galopara y saltara vallas como un caballo.
Me parece curioso que la familia de Regina le negara la posesión de un caballo y, en cambio, no haya puesto pegas a que la chica se entretenga con, lo que supongo, es la productora de leche para la familia. ¿Será que pretenden ordeñar el yogurt ya cuajado?
Me parece curioso que la familia de Regina le negara la posesión de un caballo y, en cambio, no haya puesto pegas a que la chica se entretenga con, lo que supongo, es la productora de leche para la familia. ¿Será que pretenden ordeñar el yogurt ya cuajado?
CASO II:
En segundo lugar disfrutemos de las habilidades de Zack, la cebra que parece un caballo en pijama:
Sammi Jo Stohler, una ranchera texana de 27 años, ha sido capaz de enseñar a su cebra Zack a comportarse como un caballo de pura sangre. Puedo dar fe de que estos animales son dificilísimos de domesticar y que el trabajo de Sammi tiene un gran mérito.
Estaré atento a ver si localizo a algún hipopótamo saltarín.
Especialmente buenos son sus propios comentarios al respecto de la vaca y la cebra salta-vallas.
ResponderEliminarDe lo que se deduce que con entrenamiento y buena mano "enseñadora", hasta Pepiño podría terminar saltando vallas.
Viniendo de germanos y yankees no me sorprende nada. La vaca germana guarda un extraño parecido con la señora cancillera que diría la Bibi, en cuanto a la cebra dícese que tienen una mala leche que asusta...
ResponderEliminarSi llegara a darse el caso, Javier, de que Pepiño saltase unas vallas, lo importante no sería el cuadrúpedo, sino, más bien, quien lo montase. Reconocerás, conmigo, que ningún jinete sería mejor que Zerolo.
ResponderEliminarPor muy distras que fuesen en su arte estas amazonas serían incapaces de enseñar a Pepiño a hacer algo gracioso.
ResponderEliminarLa estampa del susodicho estropearía la gracia del número.
Y saltar vallas ya sabe: basta con ponerle un coche oficial y un cátering tras la valla y se salta hasta la muralla china.
D. Javier:
ResponderEliminarSi se lo pide el Rugal, ése hace hasta el conocido "balconing".
D. CAROLVS II:
ResponderEliminarEfectivamente, las cebras te pegan una coz cuando estás más distraído. Todavía recuerdo la que me pegó una de ellas en todo el ombligo. Estuve un mes a cucharaditas de agua de coco que me suministraba Ngongo Nabi, mezclada con unos polvos mágicos (cuya composición preferí seguir desconociendo).
D. Tío Chinto:
ResponderEliminarMe parece demasiada montura para el Zerolo.
Un saludo
D. aspirante:
ResponderEliminarEs que el Pepiño tiene menos gracia que un inglés bailando bulerías.
Saltarín sí que parece serlo, como Vd. bien dice.
Pues lo veo más asequible con una vaca que con un caballo. Hay más superficie para agarrarse y además está más cerca del suelo.
ResponderEliminarVoy a ver si mi vecino el vaquero me presta una frisona para intentarlo estas vacaciones.
Dª maharani:
ResponderEliminarCon lo delicado que son los hindúes con las vacas, me extraña que tenga Vd. esa pretensión. Le aconsejo que no haga experimentos, por favor.
Es evidente, D. Bwana, que el primer caso que nos ocupa hay que descartar que se tratara de una spanish vaca-burra como bien diría Forges.
ResponderEliminarLo de la cebra es que me ha dejado a rayas, mire ustez.
D. Carlos:
ResponderEliminarNo me extraña que se haya quedado Vd. a rayas; me pasó lo mismo.