viernes, 22 de julio de 2011

COSTUMBRES SUPERADAS

Oler una lechuga indicaba si una mujer era virgen o no
(de BBC Mundo )

Si hoy en día muchas mujeres todavía se quejan de cómo las trata la sociedad ¿qué dirían aquellas que vivieron hace 500 años?

Oler lechugas para saber si eran vírgenes o no, aguantar que se dijera de ellas que eran varones fracasados..., estas eran algunas de las cosas que tenían que soportar las féminas de aquella época.

Por lo menos, eso es lo que indica una guía escrita en 1505 que contiene los "secretos" de las mujeres.

Otras revelaciones sugieren que, cuando estaban menstruando, las mujeres podían matar a animales con la mirada, y que los antojos durante el embarazo se debían al mal humor.

Si los hombres querían averiguar si una mujer era virgen o no sólo tenían que hacer que ésta oliera una lechuga. Si después de esto, a la mujer le entraban ganas de ir al baño, significaba que estaba "corrupta".

La guía también aconsejaba a los hombres qué hacer para lograr que su esposa diera a luz un varón. La fórmula consistía en dar de beber a la mujer vino con matriz e intestinos pulverizados de liebre.

Una vez embarazada, con mirar a sus pechos, se sabía si iba a parir una niña o un niño.
Si su pecho izquierdo era mayor que el derecho, eso significaba que el bebé iba a ser una niña. Si por el contrario, el pecho más grande era el derecho, eso significaba que llevaba en sus entrañas un niño.

Se cree que el libro, De Secretis Mulerium, hallado en los archivos de la Sociedad Real de Química en Londres, fue escrito por el teólogo y científico, Alberto Magno y que luego fue obsequiado a un cura para ayudarle a comprender a las mujeres.

Irónicamente la guía es considerada progresista comparada con otras ideas anteriores sobre las mujeres que enviaban a algunas de ellas derecho a la hoguera.



Si yo fuera mujer, preferiría que me hicieran oler una lechuga a que me cortaran el cuello, como suele hacerse hoy en día por quítame allá unas pajas. Incluso me inclinaría a beber el brebaje ése de liebre antes que morir acuchillada. Si miramos a los "paísos" musulmanes, comprobraremos que el trato a la mujer no ha evolucionado mucho en los últimos 500 años.


Afortunadamente aquí tenemos a la Lerelei que está al loro para evitar abusos y vigila de cerca a los hombres que compran lechugas.

16 comentarios:

  1. Cura tenía que ser quien escribiera un Tratado sobre ese tema y por dos razones : porque eran los únicos que sabían escribir y porque fabulaban más que ZP planeando la destrucción milenaria del franquismo.

    También es cierto que los muslimes siguen en las mismas y que también son sus curas o imanes quienes hablan de estas cosas.

    Menos mal que, como bien dice vuesa merced, tenemos algunas Lerelei vigilando a los fachas camuflados.

    Qué obsesión las de los clérigos y profetas de siempre con rebajar la realidad femenina incluso haciéndola proceder de un hueso del varón. Las Bibianas no han debido de enterarse de lo del Génesis de la Biblia porque si lo supieran hace tiempo que hubieran ordenado buscar y encarcelar a su autor.

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  2. Y aún siendo de los más rancio y absurdo estas teorías de las lechugas y los pechos de las embarazadas, las ideas del autor de tan curioso libro son mucho más modernas que las de los moromierda, al menos aquí no las obligaban a vivir toda la vida tapadas hasta las cejas o las apredreaban tras ser metida en un "gujero" en el suelo...

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  3. Sorprendido dejado me ha Bwana, un libro a la altura de las circunstancias.

    Aunque debo hacerle un matización, bueno no, que osadía la mía, voy a hacer una aportación, en tierras otrora españolas (léase vascongadas) esa lechuga no era ofrecida para su olfateo, se cogían un par de hojas, se frotaban por lo que viene a ser el muslamen a la altura del higo y si salía con olor impregnado a chotuno y medio mustia indicaba que esa moza se pasaba media vida fornicando y la otra media solazándose con los jóvenes del pueblo por los campos.

    addenda- espero sepa disculparme por mi lenguaje, es la caló, y donde dije higo quería decir chochete, que es como más gracioso.

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  4. D. Javier:
    Los comentarios de vuecencia ponen los puntos sobre las íes, como de costumbre pero, en el caso que nos ocupa hoy, son acertadísimos.
    La Bibi no carbura últimamente a causa de su sometimiento a la Lerelei, que la tiene acogotada a la pobre.

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  5. D. CAROLVS II:
    Coincido plenamente con la opinión que tiene SM sobre los sujetos a que se refiere. En mis viajes por el norte de África, llegué a la conclusión de que la mayoría de las moras se tapaban el rostro para ocultar su fealdad. En Argelia, por ejemplo, pude contemplar a una chica atractiva, sin ningún tipo de velo.

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  6. Ese debe de ser el motivo de ver a muchos hombres hoy en el Super comprando lechugas.

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  7. D. isra:
    Una vez repuesto del ataque de risa que me ha ocasionado la lectura de su agudo comentario, paso a realizar el mío:
    su aclaración del eufemismo utilizado ha sido muy reveladora para este servidor, ya que no podía entender la combinación de tan extraordinario fruto con una simple hoja de lechuga.

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  8. D. MAMUMA:
    Efectivamente, he allí la razón de tanta afición a la ensalada.

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  9. Y digo yo: ¿por qué al varón no se le pondría una ortiga sobre los testículos, para saber si se iba a ir de putas o no?

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  10. De toda la vida ha sido un chollazo...bueno, ahora con las feminazis igual pasáis a ser especie protegida, pero os llevamos bastantes canalladas de ventaja, yo creo que si a algunos los hubieran castrado desde chiquititos otro gallo habría cantado, pero las Lorenas Bobbitt me da que son bastante modernas.

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  11. D. Tío Chinto:
    Después del roce con las ortigas, pocas ganas tendría el fulano de irse de pachanga.

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  12. Dª Maribeluca:
    En efecto, la mayoría ha abusado del llamado sexo débil. Otros, entre los que me encuentro, respetamos a las mujeres aún antes de criar tres hijas.

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  13. Me da mucha pereza:

    De las lechugas a las Lerelei...más de lo mismo.
    Talibanes de pensamiento.

    Uffff. Me aburro, señor Bwana.

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  14. Sª Fiebre:
    Una chica tan alegre como Vd. no puede aburrirse; no me lo creo.
    Un saludo

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  15. Y me pregunto yo, D. Bwana, a falta de lechuga ¿vale la escarola? o, quizas, ¿mejor las endivias?

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  16. D. Carlos:
    Según De Secretis Mulerium los belgas usaban las endivias, pero no se dice nada de la escarola. Es posible que sea por su ligero amargor.

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