(de Asia news)
En la animada metropolis de Singapur, donde la comida exótica abunda, la
rana-toro aparece en muchos menús de restaurantes con el nombre de “hashima”, aunque
pocos habían oído hablar, hasta hace unos días, de sus ventajas como alimento o
medicina. A pesar de que muchos aficionados al “hashima” lo consideran un
placer para el paladar, pocos tiene idea de qué está hecho. El Hashima (Harsmar, Hasma) es un postre chino cuyo ingrediente
principal son las trompas de falopio de las ranas.
Esta curiosidad culinaria debe su popularidad a la única granja de ranas en
Singapur, cuya propietaria, Chelsea Wan, junto con su familia, vive cerca de la
ciudad. Su padre, un ingeniero de petróleos retirado, empezó la cría de ranas
en los años 70, cuando el gobierno estimuló otras alternativas a la cría de
ganado.
Chelsea se hizo cargo de la dirección del negocio una vez graduada de veterinaria en 2006.
La chica recuerda cómo, durante sus años de adolescencia, los amigos se burlaban
del negocio de su familia, pero logró sobreponerse a su aprensión a los anuros
y se dedica a su cría con entusiasmo. Hoy día narra con orgullo que,
personalmente, se ocupa de la cría de ranas y su preparación.para el consumo, ingresando unos
2.500 euros al mes. “En este negocio no hay líos de oficina” dice.
Según me cuentan, además de ser un manjar exquisito, cura la infertilidad de las señoras, a la vez que aumenta la líbido en los señores. De las ranas sabía que algunos se comían las ancas, pero nunca he tenido interés en catarlas. Un servidor prefiere una tortilla de patatas a esas delicias culinarias; simple que es uno, por fortuna.
Según me cuentan, además de ser un manjar exquisito, cura la infertilidad de las señoras, a la vez que aumenta la líbido en los señores. De las ranas sabía que algunos se comían las ancas, pero nunca he tenido interés en catarlas. Un servidor prefiere una tortilla de patatas a esas delicias culinarias; simple que es uno, por fortuna.
La cuestión es zamparse todo bicho que no se lleve los piñones del comensal al hacerlo.
ResponderEliminarTambién el suscribiente ha tratado innumerables veces de probar (en Zamora las ponen a precio de angula)las ANCAS de rana, y al igual que con los caracoles, prefiero morir de hambre o buscar en el campo bellotas.
Que le vaya bien a Chelsea con sus asiáticos y sus gustos. Entre gusanos y ranas terminarán comiéndose cocido de pulgas al ajillo.
Por supuesto, prefiero mil veces un par de bellotas a esas porquerías.
EliminarEl cocido de pulgas puede resultar oneroso para la buchaca, con lo complicado que es pillar esos bichos. El precio de las angulas, por otra parte, es una de las pocas cosas que no me preocupan pues me parecen unos gusanitos muy sospechosos y no figuran en mi dieta mediterránea.
Son de un sofisticado que asusta.
ResponderEliminar¡Con lo sencillo que es un lacón con grelos o unos huevos fritos!
Eliminar¿Otra vez Dn. Bwana con los chinos?. ¿que les pasa a los chinos? Además de humillar sus mujeres haciéndolas caminar dos metros detrás del hombre, ahora castran a las pobres ranas que no molestan a nadie. ¡Tienen que ir todos al psicólogo! Basta de chinos en Madrid. Stop! ¡Que vuelvan todos nadando a Hong Kong!...
ResponderEliminarEfectivamente tengo una fijación con los chinos que me la voy a tener que mirar. Es posible que mi amistad con el malogrado Bruce Lee tenga que ver con el asunto.
EliminarDeje tranquilos a los chinos disfrutando de los calores de Madrid; son gentes muy trabajadoras, no se meten con nadie y, cuando le sacuden con un bate en la cabeza a una persona o le dan una simple puñalada, siempre escogen sus víctimas entre sus paisanos (los de los chinos), sin molestar al personal indígena.
Es cierto, ellos se meten mas con sus paisanos.(Fin de la Cita)
EliminarNo obstante pienso que hay demasiados en Madrid. (Fin de la Cita)
Que tenga Ud. un buen día. (Fin de la Cita)
Agradecido por sus deseos, pero he tenido que ir al médico por una avería en el oído y me ha CITADO para mañana.
EliminarY eso que todavía no les ha llegado la canícula que nos amenaza ahí fuera (de momento en la ofi, con el aire acondicionado, la esquivo), están como auténticas chotas.
ResponderEliminarHombre Bwana, la tortilla es un clásico, pero últimamente estoy amenazando a mis abdominales con ingestas orgiásticas y escandalosamente desproporcionadas de hot wings del KFC...
Esta tarde he ido al Centro de Salud, que está a dos manzanas de casa y, viendo cómo estaba la canícula, he resuelto ir en coche con mi poderoso aire acondicionado. Me da la impresión de que cada verano hace más calor en esta ciudad.
EliminarLas alitas esas de pollo no me llaman la atención ni las del KFC ni las del Tony Romas que está cerca de casa. Demariada grasa para mi gusto y mi salud. Y cuide esos abdominales.