No es broma: un fulano cobra $15 por afilar un lápiz a mano.
(de oddity central)
David Rees, un humorista que se proclama "artesano afilador de lápices" ha montado un negocio único en el que cobra $15 por afilar lápices a la perfección, utilizando una variedad de herramientas desde navajas hasta papel de lija.
Este emprendedor de 39 años está acostumbrado a recibir preguntas maliciosas sobre la seriedad de su negocio, por lo que ha creado una Web: "Afilado artesanal de lápices" donde informa que "Si uno inicia un negocio como este, es lógico que la gente tenga dudas. Usted paga un dinero a David Rees y él afilará sus lápices, o bien puede pedirle que afile uno de sus favoritos, el Nº 2 y se lo enviará por mensajero junto con un envase que incluye un certificado de autenticidad donde se advierte que el lápiz está tan afilado que puede ser peligroso".
“Mi trabajo depende del uso al que el cliente desee dar al lápiz", dice. “Eso determinará la técnica más adecuada. Hay periodistas que prefieren mis lápices a los bolígrafos especialmente cuando trabajan bajo climas gélidos, en los que el boli puede congelarse mientras que el lápiz no".
Algo carillo sí me parece el precio del afilado. En el Real Alcázar de Sevilla me compré, hace un par de años, un saca-puntas por cuatro perras y que todavía deja los lápices con la punta como una aguja.
Hay tipos que se aprovechan de la ingenuidad del personal y piensan que, con crear una Güeb pueden seducir al más escéptico. Y muchos, pican.
Algo carillo sí me parece el precio del afilado. En el Real Alcázar de Sevilla me compré, hace un par de años, un saca-puntas por cuatro perras y que todavía deja los lápices con la punta como una aguja.
Hay tipos que se aprovechan de la ingenuidad del personal y piensan que, con crear una Güeb pueden seducir al más escéptico. Y muchos, pican.
Muchos pican, Don Bwana, en toda novedad que les haga creer que son UNICOS poseedores respecto a los demás. Hay uno que me mangaba libros de un escritor concreto porque se enteró de que ya no se editan sus libros de hace 10 años para atrás. La cosa es "tener" algo que otros no tienen.
ResponderEliminarY de eso se aprovecha el listorro de DAVID.
Un ejemplo clásico es el de los que usan "bermudas", esos calzoncillos de andar por la calle y que a usted le iban bien en Kenia, pero que sin salakof están fuera de combate. Y no me refiero a naide.
Mal asunto que entre un afanador de libros en casa porque suelen ser muy selectivos a la hora de escogerlos. Recomiendo registrar al sospechoso antes de que salga de casa, aunque resulte bochornoso.
EliminarNo recuerdo haber usado bermudas en Kenia, como dice Vd. En la foto que ilustra este Blog, puede observar la vestimenta que me adornaba en mis viajes por África y que consiste en pantalones largos, debidamente enfundados en botas, para protegerse de mosquitos y otras alimañas tan abundantes en la zona. Tal vez me haya confundido con nuestro ilustre amigo complutense que sabe lucirlas con gallardía.
Pues creo que eso ya se inventó hace tiempo, lo de sacar punta al lápiz, se llaman tragasables... creo, porque a lo mejor se trata, literalmente, de sacarle punta al lápiz, en cuyo caso me parece bien, hoy día cualquiera se siente capacitado para usar un sacapuntas.
ResponderEliminarY es cierto eso que comenta Tella de la gentuza con bermudas, todavía no se han dado cuenta que hay pocas personas que pueden lucir eso con clase y elegancia, entre cuyos escasos miembros del club, como es lógico, me incluyo.
Habrá notado Vd. que este artesano afilador no solamente utiliza sacapuntas sino que complementa su trabajo a navaja y con papel de lija, lo que ya es para nota.
EliminarRespecto a su estilo para lucir bermudas, no me cabe la menor duda de que pertenece Vd. al selecto Club que menciona. En las gratas reuniones de blogueros que hemos tenido en Complutum ya he tenido oportunidad de apreciar su elegancia en el uso de esa prenda.
Muy interesante el trabajo de este artesano afilador. Para probarlos, voy a comprarle dos o tres lápices nº 2, "muy bien afilados", para cuando viaje en el metro y tenga cerca algún par de rumanos.
ResponderEliminarHará muy bien en agenciarse un par de esos artilugios y pueda defenderse de romaníes desaprensivos. Con un instrumento tan inofensivo como un sencillo lápiz, ¿quién va a sospechar que se trata de un arma defensiva?
EliminarPues mire usted, yo soy un maniático del lápiz bien afilado y suelo dedicar un rato largo a afilarlos hasta la micra (si es posible) cada vez que tengo que usar uno. De hecho tengo un afilador mecánico (de los que ya no se encuentran, herencia de mi padre junto a la caja de compases) para hacerlo de la mejor manera posible.
ResponderEliminarEso si. Teniendo en cuenta que un buen sacapuntas cuesta menos de esos 15 euros que cobra este señor, me parece un esperpento que se gane la vida de esa manera.
No pbstante, hay más "afiladores de lápices" en el mercado. Yo que soy aficionado a los relojes, conozco algún que otro "friki" de los mismos con pasta que es capaz de pagar por un reloj cantidades exorbitantes de dinero (con 5 ceros en muchas ocasiones) por relojes determinados y cuando yo, que también sou algo friki de los mismos pero mucho más pobre les hago la pregunta fundamental: ¿Por qué?
La respuestas son varias (véanse ejemplos): "porque solo atrasa un segundo en 10 años" o "porque solo existen 14 en el mundo" o "porque puedes bucear a más de 1000 m de profundidad con él" y yo que estoy seguro de que nunca
voy a notar una diferencia de un segundo en 10 años, me la "refanfinfla" cuantos relojes iguales al mío hay en el mundo y por supuesto ni se me "escurre" alguna razón razonable para bucear a 1000 m; al igual que con mis lápices, estoy la mar de feliz con mi reloj que se que es bueno y que cuesta considerablemente menos de 5 cifras.
Un saludo y gracias por su blog y su acogida
Nunca había oído hablar de esos afiladores mecánicos que cita. Lo más antiguo que recuerdo para afilar lápices eran los que llevaban una hoja Gillete, que se renovaba con la ya usada en la maquinilla de afeitar; bastante ineficiente, por cierto, ya que se podía uno cargar un làpiz de una sentada, cuando no pegarse un corte de pronóstico reservado en un dedo.
EliminarUn saludo afmo.