Medicamentos peligrosos

¿Qué cabe esperar del primer medicamento adelgazante sin receta a la venta en España? (de 20Minutos.es)

A esta cápsula de color turquesa ya hay quien la ha bautizado como la viagra de la obesidad. Es el primer medicamento adelgazante a la venta sin receta y se llama Alli. Tiene todos los permisos sanitarios reglamentarios y su fabricante, Glaxo, que es la segunda mayor compañía farmacéutica del mundo, despliega ya toda la artillería para su lanzamiento en España, donde saldrá a la venta a finales de abril.
Los farmacéuticos no creen que en España se vaya a producir la avalancha que se produjo en EE UU, donde se vendieron dos millones de cajas en los primeros cuatro meses. En ese país, el tratamiento mensual cuesta unos 60 dólares, aunque aquí su fabricante no ha informado del precio final.
Urgencia fecal incontrolable
Pero quienes lo han probado en EE UU, donde se comercializa sin receta desde 2007, denuncian sobre todo sus efectos colaterales y, particularmente, su famosa urgencia fecal incontrolable. Se trata de escapes en forma de diarrea que se producen siempre que alguien que está tomando el fármaco sobrepasa los 15 gramos de grasa en una comida. "Es comerse un churro y salir, inmediatamente, con aceite y todo, por el recto", describe graficamente una farmacéutica española. La propia empresa que lo comercializa advierte de este "efecto del tratamiento" en su página web: "Probablemente sea una buena idea usar pantalones oscuros y llevar una muda de ropa al trabajo hasta que conozcas bien los efectos del tratamiento".

Me temo que este invento acabará con las pocas carnes que aún tienen algunas anoréxicas, porque estoy seguro de que serán las primeras en consumir las capsulitas; las pobres están en los huesos pero siguen viéndose gordas. Una perpectiva preocupante.

La pérdida de líquidos por culpa de los "efectos colaterales" sospecho que representa el auténtico efecto adelgazante de este medicamento. (Aunque, viendo el "antes y después" de la publicidad, no parece que la cosa sea muy efectiva).

Ahora bien, la recomendación de usar pantalones oscuros y llevar una muda al trabajo, me parece que es de un cinismo impresentable. ¡Encima se hacen los chistosos!.

Me imagino la que se puede armar en un cine si algún parroquiano no consigue controlar la urgencia. En el mismísimo Congreso habría una desbandada general, peor que si fuera víspera de algún puente.

Como dijo un consumidor americano:"Solucioné el problema trasladando el comedor al WC"

(esta gente siempre distinguiéndose por su sentido común)

Una chica de Ohio se quejaba del dinero que tenía que gastar, más que en la medicina, en las veinte bragas semanales que tenía que comprar; por lo visto, se queda una mancha y un tufo que no se consigue eliminar ni con jabón lagarto.

Una posible aplicación provechosa de los efectos colaterales de este medicamento, sería la disminución de la contaminación por CO2, que en España representa el 3% actualmente. Ningún consumidor se aventuraría al desprendimiento de la fermentación entérica o vulgarmente, ventosidades, por no desencadenar una tormenta. Propongo la idea a los señores veterinarios..

Veamos si no lo que dice esta noticia de El Periódico.com:

El 3% del CO2 que emite España se debe a las ventosidades animales
Si algún intrépido veterinario español diese con una fórmula mágica para evitar las ventosidades de los animales, se eliminarían de un plumazo el 3% del total de emisiones de gases de efecto invernadero que arroja a la atmósfera el país. Pero es que los resultados serían aún más espectaculares si esa quimérica vacuna antiaerofágica se exportara a todo el mundo: acabaría con el 6% de la contaminación por CO2 que soporta este pobre planeta. Todos estos desconcertantes datos se pueden inferir de un curioso estudio encargado por el Foro Interalimentario para medir "la influencia de las explotaciones ganaderas españolas en el cambio climático".

Da la impresión de que los veterinarios desconocen el ALLI, una auténtica vacuna antiaerofágica, como está demostrado.

A propósito, el bajonazo de temperatura que acabamos de sufrir en Madrid, después de una oleada de primavera-verano, nos ha dejado con las nalgas apretadas sin haber tomado ALLI.