Estuve los primeros días de agosto en el Parador de La Granja, disfrutando de una tranquilidad absoluta, en un establecimiento magnífico, alejado del mundo real y del virtual. Por las mañanas daba largos paseos por los magníficos jardines de palacio mientras mi mente se concentraba en la trascendental disyuntiva de pedir cordero o cochinillo en el restaurante a la hora del almuerzo.
Todo permanecía en la más absoluta calma hasta que el sábado 21 recibo una llamada de Edna Bulton, antigua compañera de estudios en la Universidad Central de Venezuela y heredera de las industrias Bulton (*).
-Querido amigo, ¿dónde te encuentras?
-Estoy pasando unos días en la Granja de San Ildefonso, le contesto.
-¿Te apetece acompañarme a Kenya? Estoy en Madrid.
Aunque no me apetece interrumpir mi merecido descanso, le digo que sí (galante que es uno).
Esta chica siempre ha sido amable conmigo y yo me he comportado con ella con todo el tacto que imponen las buenas costumbres. Tendrá unos 40 años, alta, delgada, con un cuerpo espectacular y pelo negrísimo. Su ascendencia alemana le ha proporcionado unos ojos azules que destacan en unas facciones preciosas. Me recuerda a Jessica Biel.
Durante nuestros estudios en Caracas, salimos en un par de ocasiones durante los carnavales. Por circunstancias que mi natural respeto hacia el sexo opuesto me impiden relatar, nuestra relación se ha mantenido siempre dentro de las más estrictas normas de la moral cristiana. Cuento ésto para que nadie piense que me inspiran otros sentimientos, aparte de una buena amistad, para aceptar su invitación.
Edna suele viajar en un jet privado que pilota su guarda espaldas aleman, Heinz Matheus, que siempre he sospechado que trabajó en la Stasi antes de la reunificación de Alemania. El fulano es la sombra de Edna y lo cierto es que impresiona por su aspecto de matón. Parece que Edna se siente tranquila con el acompañamiento de Heinz y no creo que le interese para otras labores, ya que es un gay confeso y orgulloso de serlo.
Lo que no he sido capaz de presagiar ha sido la serie de extraños acontecimientos en que me veré envuelto por mi decisión de acompañarla a Kenia. Desde la investigación de los monos violadores hasta el análisis del sudor de los hipopótamos salvajes, todo éllo en un país completamente alterado por un referendum constitucional.
Pero ya iré relatando estos sucedidos, intercalándolos con otras noticias para que no resulten demasiado tediosos.
(*) Nombre ficticio, por si las moscas.
Tu relato promete. Quedamos a la espera de los sucesos.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Querido Bwana, confirmo lo de la belleza de La Granja, un paraje sin igual en medio de la àrida Castilla, los jardines un espestàculo. Como ya te dije tambièn estuve por allì en aquellas fechas.
ResponderEliminarHermsos debieron ser aquellos tus anos de juventus en Caracas. Una pena que el orangutàn de Chavez se estè cargando el paìs...a la espera quedamos de la segunda parte dle relato.
saludos.
Tanto el cordero como el cochinillo pueden resultar letales en agosto.
ResponderEliminarD. Javier:
ResponderEliminarNo hacerse muchas ilusiones con el relato porque ha sido más una especie de safari fotográfico que una aventura. Procuraré hacerlo lo más digerible que pueda.
Un saludo
D. CAROLVS II:
ResponderEliminarMis años de juventud en Venezuela, efectivamente, fueron tan estupendos como supongo serán para los que estén disfrutando de tan tierna edad.
Respecto a mis andanzas en Kenia, como le digo a Tella, espero no defraudar.
Para terminar, ruego un respeto a los orangutanes, que jamás han profanado tumbas como el sujeto a quien los comparas.
Saludos
Dª Ginebra:
ResponderEliminarTiene mucha razón, pero la gula es la gula. En mi defensa diré que no caí en la tentación de las exquisitas judías de la tierra.
Muy apropiado lo de elegir "la sierra" para veranear. Lo de Kenia lo veo menos apetecible en pleno verano, por los mosquitos sobre todo.
ResponderEliminarSegún mi madre, natural de Segovia, los habitantes de tan distinguido lugar dicen ser originarios del Real Sitio de San Ildefonso en verano, mientras que en invierno contestan que proceden de la Puta Granjilla, dado lo riguroso del clima.
ResponderEliminarComprendo sus dudas respecto al yantar, pero todo se soluciona fácilmente:
de primer plato cordero, de segundo cochinillo, aunque el postre de judiones no se lo sugiero. Mejor dejarlos para picar algo antes de la cena.
Seguro que Ud. sabe hacer un relato interesante y ameno de su viaje a tan lejanas tierras.
MMMmmmMMM, muy intrigante, sí señor. Nos tiene usted es ascuas. Esperamos con ansia la siguiente entrega.
ResponderEliminar¡Cordiales, aunque por el momento no correspondidos, saludos!
Cochinillo o cordero...si que es un dilema, si!
ResponderEliminarEsperando ese relato a Kenia le dejo un besote
Dª maharani:
ResponderEliminarNo crea usted, los mosquitos han conseguido adaptarse a cualquier clima.
Compañeros que han estado en la Antártida me dicen que allí abundan los llamados "mosquitos-stuka", por su manera de lanzarse en picado sobre el objetivo.
D. aspirante:
ResponderEliminarSu sugerencia para solucionar mis dudas (cordero o cochinillo) me parece una buena alternativa. Respecto a los judiones, no creo que sea buena idea su ingestión nocturna, ni siquiera como aperitivo. Es preferible esperar al invierno y disfrutar de tan delicioso manjar sin sufrir daños colaterales.
D. Carlos:
ResponderEliminarDebido a la enorme cantidad de fotografías tomadas durante el viaje, estoy bastante ocupado poniéndolas en su debido órden, por lo que voy algo retrasado en la reseña del viaje.
Le retorno mis más cordiales saludos y lamento haber tenido alguna omisión al respecto, por lo que le ruego me disculpe.
Dª Cris:
ResponderEliminarComo he dicho anteriormente, tendré que intercalar algunas de mis entradas habituales hasta que ponga en órden las fotografías del viaje.
Gracias por el besote