Un medico chino visita a caballo
(de Asia news)
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El concepto del doctor atendiendo a domicilio parece ser cosa del pasado distante, pero para el Dr. Sonam simplemente es un cambio de procedimiento.
Durante los últimos trece años, el doctor ha mantenido “la clínica a caballo” que funciona en la remota región de Qinghai, al noroeste de China.
Los residentes viven en los alrededores de la ciudad de Niandi, ubicada a 3.250 mts. sobre el nivel del mar., en la meseta de Qinghai-Tibet.
Las 300 familias que viven en un área de 15 km. cuadrados en la montaña, tendrían que recorrer peligrosos caminos para acudir al médico, si no fuera por el Dr. Sonam.
Los residentes viven en los alrededores de la ciudad de Niandi, ubicada a 3.250 mts. sobre el nivel del mar., en la meseta de Qinghai-Tibet.
Las 300 familias que viven en un área de 15 km. cuadrados en la montaña, tendrían que recorrer peligrosos caminos para acudir al médico, si no fuera por el Dr. Sonam.
Para atender a sus pacientes, el Dr. Sonam tiene que recorrer hasta cuatro horas de caminos solitarios por la montaña.
“Cuando me siento solo, canto esa canción tibetana de Año Nuevo y lo hago para expresar mis deseos que que mis pacientes se recuperen rápidamente”, dice el doctor.
“Cuando me siento solo, canto esa canción tibetana de Año Nuevo y lo hago para expresar mis deseos que que mis pacientes se recuperen rápidamente”, dice el doctor.
La clínica móvil del Dr. Sonam es muy apreciada y respetada por sus pacientes, que están encantados con sus frecuentes visitas.
Nos quitamos el sombrero ante este médico que ha llevado su ayuda mucho más lejos de lo prescrito.
También felicitamos al caballo.
También felicitamos al caballo.
No es el primer jinete médico del que oigo hablar; sin ir más lejos, mi padre visitaba a sus pacientes en el valle de Arán con idéntica tracción animal. Según me contaba, empezó utilizando una motocicleta, pero varios deslizamientos indeseados, debido a la nieve, le obligaron a cambiarse a la hípica.
Aquellos esforzados galenos que acudían a domicilio son, lamentablemente, cosas del pasado, como bien dice el artículo.
Estos son los médicos que merecen más respeto y que, como bien dice Bwana, antiguamente (antes de 1940) eran lo habitual en las aldeas de España.
ResponderEliminarEl propio Pio Baroja como médico de Cestona recorría a caballo los caseríos a los que le llamaban, habitualmente de noche a algún parto y con un infernal tiempo de invierno.
Yo los he conocido de los que seguian yendo a las casas rurales en viejas motos.
Lo peor para aquellos médicos de que hablamos era la impotencia que sentían ante la ausencia de remedios para enfermedades que sabían diagnosticar bien, por ejemplo la no invención aún de los antibióticos.
El caballo siempre noble animal de fiar en esos terrenos pedregosos y escarpados...
ResponderEliminarestos meñdicos si tienen cariño a su profesión.
ResponderEliminarLo del caballo tiene su lógica, si se queda perdido muchos días hay más pa comer que si monta en burro o haciendo equilibrios encima de una cabra (además, las maledicencias con las cabras en los pueblos son mu malas).
ResponderEliminarY no sólo eso, si le saca los mondongos al caballo y los vacía de toda la porquería que puedan contener se puede hacer un saco de dormir cojonudo para ese clima tan desagradable.
Gran caballo vive dios.
D. Javier:
ResponderEliminarAlgunos de esos sufridos galenos tenían que vivir a base de "igualas" porque la SS pagaba miserias.
Antes de los antibióticos, tenían que echar mano de los sulfamidas y, mucho antes, solucionaban los casos escabrosos con salvarsán.
D. CAROLVS II:
ResponderEliminarTiene razón, el noble animal tiene también su mérito.
D. MAMUMA:
ResponderEliminarAsí es, amantes de su profesión, a pesar de los impedimentos.
D. isra:
ResponderEliminarNuestros vecinos del norte comen carne de caballo a base de bien. Mi madre estaba muy contenta con la carnicería de monsieur Cheval, hasta que se enteró que no era monsieur. Confieso que tiene un sabor bastante desagradable, parecido al aliento del caballo.
Por lo demás, creo que se ha pasado Vd. de crueldad.
Pues debía ser toda una aventura recorrer el Valle de Arán a caballo en invierno (hoy en día se sigue haciendo en plan turista, pero ojo, sólo en verano)
ResponderEliminarY como siga así el precio de la gasolina, me veo transformando el garaje en una cuadra.
Ahora ya te puedes estar muriendo que tendrás que coger el autobús para que te hagan caso si tienes suerte...
ResponderEliminarDª maharani:
ResponderEliminarNo se entusiasme mucho: el ayuntamiento es capaz de ponerle matrículas a los pobres caballos.
Dª Maribeluca:
ResponderEliminarEn efecto, hay que ir al ambulatorio y ver si hay suerte y te recetan algo útil.