LA VIDA SECRETA DE LOS GATOS
(de ABC.com)
Qué hace nuestro gato cuando sale de casa y no aparece en todo el día? ¿Adónde va cuando lo perdemos de vista? Investigadores de la Universidad de Illinois (EE.UU.) han seguido los pasos de 42 gatos adultos, algunos de ellos domésticos y otros callejeros, durante dos años para conocer cada uno de sus movimientos. Su vida cotidiana puede ser sorprendente. Las mascotas no se van muy lejos, se pasean por un territorio de unas dos hectáreas cerca de casa, pero los asilvestrados pueden tener un impresionante reino de más de 500. A continuación aparecen los dominios gatunos, según sean domésticos o callejeros:
Los investigadores equiparon a los gatos con collares que escondían un sofisticado equipo de radio para poder realizar el seguimiento a través de las calles de Champaign y Urbana, ciudades vecinas en el centro de Illinois, en un territorio de 2.544 hectáreas. De los transmisores de radio utilizados en el estudio, 23 tenían sensores de vibración que permitían conocer cada movimiento de los felinos que los portaban. Sin estos sensores, hubiera sido necesario que diez o doce investigadores persiguieran a los gatos para recoger los datos.
Como era de esperar, en la mayoría de los casos, los gatos sin dueño se desplazaban por territorios más amplios que los gatos domésticos, y fueron más activos durante todo el año. Pero el tamaño del área de ronda de los callejeros sorprendió incluso a los investigadores. Uno de ellos, un varón de raza mixta, se desplazaba por una gigantesca zona de 547 hectáreas.
Como la mayoría de los gatos asilvestrados, este «llanero solitario» se movía por sitios urbanos y rurales, desde los jardines urbanos a los campos agrícolas y los bosques. «Que sepamos, ese gato en particular no obtenía alimentos de los seres humanos, pero de alguna manera sobrevivió por ahí en medio de los coyotes y zorros», afirma Jeff Horn, responsable de estudio. «Se cruzó todas las calles de su zona, semáforos y aparcamientos. Lo encontramos haciendo una madriguera en un pequeño campo de béisbol durante un partido».
Como la mayoría de los gatos asilvestrados, este «llanero solitario» se movía por sitios urbanos y rurales, desde los jardines urbanos a los campos agrícolas y los bosques. «Que sepamos, ese gato en particular no obtenía alimentos de los seres humanos, pero de alguna manera sobrevivió por ahí en medio de los coyotes y zorros», afirma Jeff Horn, responsable de estudio. «Se cruzó todas las calles de su zona, semáforos y aparcamientos. Lo encontramos haciendo una madriguera en un pequeño campo de béisbol durante un partido».
Los gatos domésticos tuvieron un comportamiento mucho más precavido. La mayoría se daba paseos más cortos y tendía a quedarse cerca de casa. Su zona de recreo no llegaba a las dos hectáreas. «Sin embargo, algunos de los dueños se quedaron muy sorprendidos al saber que sus gatos se van tan lejos», señala Horn. «Eso es un montón de patios traseros».
No es un mal recorrido si se tiene en cuenta que los gatos domésticos pasan dormidos o con una actividad muy baja el 97% de su tiempo. Bastante vagos, solo dedicaron el 3% restante a actividades muy enérgicas, como correr o acechar a sus presas, mientras que los gatos sin dueño, porque tienen que buscarse la vida y alimentarse, se mantuvieron muy activos el 14% del tiempo. Su actividad fue especialmente notoria en invierno, cuando su cuerpo necesita más energía calórica para sobrevivir.
La mayoría de los gatos del estudio, incluso los salvajes, se mantuvo dentro de unos 300 metros en las cercanías de construcciones humanas. «Eso demuestra que a pesar de que estén asilvestrados, todavía tienen un nivel de dependencia de nosotros», afirma Nohra Mateus-Pinilla, experta en vida salvaje.
Pero la vida conjunta entre gatos salvajes y domésticos no es fácil, y se producen conflictos entre ellos, incluido el intento de expulsión de una mascota de su propio patio trasero. De hecho, los investigadores saben que una de las principales causas de muerte gatuna son, precisamente y además de las enfermedades, otros colegas con bigotes.
No es un mal recorrido si se tiene en cuenta que los gatos domésticos pasan dormidos o con una actividad muy baja el 97% de su tiempo. Bastante vagos, solo dedicaron el 3% restante a actividades muy enérgicas, como correr o acechar a sus presas, mientras que los gatos sin dueño, porque tienen que buscarse la vida y alimentarse, se mantuvieron muy activos el 14% del tiempo. Su actividad fue especialmente notoria en invierno, cuando su cuerpo necesita más energía calórica para sobrevivir.
La mayoría de los gatos del estudio, incluso los salvajes, se mantuvo dentro de unos 300 metros en las cercanías de construcciones humanas. «Eso demuestra que a pesar de que estén asilvestrados, todavía tienen un nivel de dependencia de nosotros», afirma Nohra Mateus-Pinilla, experta en vida salvaje.
Pero la vida conjunta entre gatos salvajes y domésticos no es fácil, y se producen conflictos entre ellos, incluido el intento de expulsión de una mascota de su propio patio trasero. De hecho, los investigadores saben que una de las principales causas de muerte gatuna son, precisamente y además de las enfermedades, otros colegas con bigotes.
Los gatos también pueden contraer enfermedades de los gatos silvestres, llevárselas a casa e incluso infectar a sus dueños. El parásito Toxoplasma gondii, que puede causar problemas neurológicos, reproductivos y respiratorios incluso en los humanos, es uno de los principales problemas, además de la rabia, la fiebre por arañazo de gato, la leucemia felina y el virus de la inmunodeficiencia felina. La vacunación de gatos domésticos reduce el peligro, pero no elimina la amenaza de transmisión de enfermedades.
Después de leer este artículo, he ido corriendo a pedir disculpas a mi gata. He sido tan mal pensado que atribuía las desapariciones de "Lucy" a cuestiones eróticas. Pero estos prestigiosos científicos me han aclarado que se trata, simplemente, de paseos rutinarios sin ninguna otra intención.
Por las dudas, seguiré suministrándole las píldoras anticonceptivas que recomendó el veterinario.
Creo que es el animal doméstico más independiente que existe. Y. tal como decía algún poseedor de ellos, no son las personas los que adoptan gatos, sino que los gatos son los que adoptan a las personas porque ellos se creen los dueños de las casas en donde habitan.
ResponderEliminarY tienen tal benevolencia que toleran que los dueños de la casa vivan en donde ellos viven.
Todo un carácter. El que debe de saber mucho sobre ellos es el Isra.
No te quepa la menor duda que los gatos y gatas salen para darle al temita, el informe sólo dice por dónde se mueven pero no para qué...los gatos/as de hoy están muy liberados sexualmente hay que recordarles siempre de practicar sexo seguro no nos vayamos un día a llevar una sorpresa y decorles aquello de "no vuelvas muy tarde" o "a ver con quién vas"...vamos como los hijos
ResponderEliminarLos que yo he tenido no han salido nunca, sólo a casa del vecino para agenciarse algo de la nevera.
ResponderEliminarRecuerdo que López una vez quiso escaparse para ir a un mitin de Tomás Gómez (le sorprendía que ese personaje fuera constante objeto de mofa en casa) y cuando vio el paisanaje que accedía al recinto salió como alma que lleva al diablo.
Al preguntarle cobre el aspecto de esas personas me corrigió y me dijo que de personas nada, en todo caso humanoides, de boina roscachapa y unicejo que defendían a capa y espada el bocata que les habían regalado junto con la banderita del puño.
Y en cuanto a los gatos SON LOS PUTOS AMOS, he llegado a dormir al borde de la cama, cercano al hostiazo, por no molestarle, así como a sentarme en cualquier otro sitio porque estaba plácidamente dormido en MI SILLÓN.
Son los más grandes, sobre todo mi Chucky, un grande entre los grandes.
Aquí otra admiradora incondicional de los gatos.
ResponderEliminarTuvimos uno (más bien él nos tuvo) que de vez en cuando desaparecía varios días y siempre volvía con olor a incienso. Dudo que se fuera de ejercicios espirituales... siempre pensamos que en la iglesia del barrio había una monada de gatita.
Mi gata actual se escapó una vez en el campo y después de muchas horas de búsqueda apareció negra, tiznada de hollín. Ahí pensamos que la curiosidad la llevó a meterse por la chimenea de alguna casa. Menos mal que era verano. Después de aquello no se volvió a fugar.
Son lo más. Geniales y fascinantes.
No se fíe, los sensores esos no llevaban cámara... a saber qué es lo que hacía cuando no se desplazaba...
ResponderEliminarSaludos.
D. Javier:
ResponderEliminarEfectivamente, son los amos del cotarro.A pesar de todo se les termina queriendo.
D. CAROLVS II:
ResponderEliminarLo que sucede es que, como los hijos/as, no hacen pugnetero caso de nuestras advertencias.
D. isra:
ResponderEliminarDeduzco de su interesante comentario que tiene o ha tenido un gato llamado López y otro denominado Chucky. Al primero le vino bien empleado presentarse en un mitin del invictus Gómez. Supongo que se llevó un buen escarmiento.
Respecto a que los gatos son los amos, no puedo estar más de acuerdo. Cuando me mudé de mi precioso chalet a un piso de Majadahonda, mi gata Lucy se negó a cambiar de residencia, por lo que tuve que cederle la "propiedad" al nuevo inquilino.
Sª maharani:
ResponderEliminarMe alegr su amor hacia los gatos. Mi mujer era incondicional de esos animales y llegó a tener un batallón de unos 50, afortunadamente visitantes esporádicos y okupas de vez en cuando.
D. Elvis:
ResponderEliminarNo me fío ni un pelo. Tiene razón de que los sesudos científicos que hicieron el estudio no definen a qué se dedicaban los gatos durante sus correrías.
Saludos
Oh, Oh, me parece haber visto un lindo gatito...y son preciosos ciertamente, aunque un bicho que se te puede subir de un salto a la cabeza uuuff! me dan respingos...y nunca he visto amor entregado en los ojos de un gato, en los de un perro sí.
ResponderEliminarCuestión de gustos supongo, no dan ni la mitad de lata, eso sí.
Hola, Bwana: o sea que los domésticos en su mayoría no pasaban de los trescientos metros como radio de acción en los que irse de picos pardos. Ya quisiéramos que los hijos fueran lindos gatitos.
ResponderEliminarSaludos blogueros
Dª Maribeluca:
ResponderEliminarSobre gustos y colores....ya se sabe.
Yo me inclino por el gato posiblemente por el mordisco que me pegó una perra a la tierna edad de once años. También he tenido perros, pero menos.
D. José Antonio:
ResponderEliminarTiene razón, las distancias recorridas por hijos e hijas son infinitas y misteriosas.
Saludos