(de BBC)
Cuando uno compra un pedazo carne, uno sabe que éste viene de una vaca que alguna vez respiró y comió.
Pero imagínese que este corte de carne fuera creado de cero sin la necesidad de sacrificar a un animal.
Un start-up en Estados Unidos, Modern Meadow, cree que puede hacer exactamente eso: crear carne cruda usando una bioimpresora de tercera dimensión (3D).
Peter Thiel, uno de los emprendedores de más éxito en Silicon Valley, creador de Paypal e inversionista de Facebook, acaba de apoyar a la empresa con US$350.000.
Creada por Gabor y Andras Forgacs, padre e hijo, el start-up quiere llevar la impresión en 3D a un nivel completamente nuevo.
Para la impresión en tercera dimensión, los objetos sólidos vienen de un modelo digital. La técnica también se conoce como impresión por inyección: para que se cree la estructura, pequeñas gotas son impresas -capa por capa- a través de un inyector controlado con mucho cuidado.
El principio existe hace más de una década y ha sido utilizado con éxito para crear joyas, juguetes, muebles, carros e, incluso, recientemente, partes de un arma.
Algunos investigadores han logrado imprimir chocolate.
Pero Gabor Forgacs, de la Universidad de Misuri y coautor del proyecto, dice que bio-imprimir algo que viene de una criatura viva es mucho más difícil que crear una barra de dulce.
"Cuando estamos imprimiendo material vivo, las células están vivas cuando las estamos imprimiendo", dice.
Forgacs dice que él y su equipo ya han producido un prototipo que, sin embargo, no está listo para el consumo.
Para crear carne a través de la bio-ingeniería, los científicos primero obtienen células madre u otras células especializadas de un animal a través de un procedimiento común que se conoce como biopsia.
Las células madre son capaces de reproducirse muchas veces, y pueden convertirse en otras células especializadas. Una vez que se multiplican suficientemente, se ponen en un biocartucho.
Así que en lugar de la tradicional tinta o un material como el plástico, el cartucho de la impresora 3D contiene bio-tinta hecha con cientos de miles de células vivas.
Una vez impresas en la forma deseada, las partículas de bio-tinta se fusionan naturalmente para formar el tejido vivo.
Este proceso de imprimir biomateriales es similar a los intentos de imprimir órganos artificiales para trasplantes; pero este experimento, en particular, bien podría terminar en la sartén.
Hasta el momento se han realizado ensayos utilizando tejidos bio-impresos y las partes del cuerpo que se han hecho son sólo de animales.
Hasta el momento se han realizado ensayos utilizando tejidos bio-impresos y las partes del cuerpo que se han hecho son sólo de animales.
"En cierto sentido, Modern Meadow está llevando esta tecnología a otro nivel de la medicina regenerativa", dice Forgacs.
Antes de Modern Meadow, Forgacs cofundó Organovo, una de las firmas pioneras en la impresión de estructuras con objetivos medicinales
Crear una pieza sintética de la carne no es el único intento en curso en este sentido.
Investigadores de la Universidad de Maastricht, en Holanda, están cultivando células animales para producir tiras de tejido muscular.
El líder del proyecto, Mark Post, dice que están creando lo que podría convertirse en la primera hamburguesa artificial del mundo, y pretenden mostrarlo al mundo este año.
Su equipo no utiliza bioimpresión, sino una forma de biofabricación en la que las células madre se multiplican en una estructura especialmente preparada, creando tejidos vivos.
Producir una hamburguesa completa usando este método costaría hoy en día alrededor de US$300.000, dice, pero el precio va a caer en picada con los avances tecnológicos.
No se hasta que punto pueda ser apetitosa una hamburguesa por ordenador, aunque la idea de imprimir uno mismo la comida y meterle mano sin molestarse en apartarse del ordenador, parece excelente . Tiene la pequeña pega (siempre el maldito inconveniente) de su precio, algo elevado, por lo que tendremos que esperar un poco.
No se hasta que punto pueda ser apetitosa una hamburguesa por ordenador, aunque la idea de imprimir uno mismo la comida y meterle mano sin molestarse en apartarse del ordenador, parece excelente . Tiene la pequeña pega (siempre el maldito inconveniente) de su precio, algo elevado, por lo que tendremos que esperar un poco.
No estoy nada seguro de que las hamburguesas que ahora consumen los jóvenes y jóvenas ( mi no porque detesto esa "cosa") no sean fabricadas con BIO-PLÁSTICOS reciclados en una "prensa" de imprenta.
ResponderEliminarMientras los investigadores se dediquen a la hamburguesa me quedo tranquilo porque afecta más los de "madriles" y por ahí, consumidores de todo lo que tenga aspecto o traza de ser ingerible.
En tanto no hagan pruebas de "bio-tintas" con besugos, rapes, merluzas, sardinas o anchoas, dormiré más tranquilo.
Me sucede lo mismo: jamás he consumido esas cosas que tanto éxito tienen entre la juventud. Ni siquiera me atrevo a comprar carne picada en la carnicería; la pico en casa a base de trozos de carne reconocibles, sin pieles ni cartílagos.
EliminarCreo que puede Vd. seguir durmiendo tranquilo porque esos pescados son imposibles de imitar.
Lo único que consiguen estos ridículos americanos con estos experimentos, es provocar la reacción de las asociaciones protectoras de animales por las crisis depresivas que afectarán a centenares de pobres vacas.
ResponderEliminarPor cierto, una vaca con depresión da muy mala leche. Esperemos que estos inventos no terminen de estropearnos el yogur que ya lo tenemos bastante chungo.
EliminarOpino lo mismo.
ResponderEliminarLo que ya veo más improbables es como he visto por ahí que hay un tipo que quiere sacar edificios de la impresora, pero ya prometo no pensar que hay algo "imposible" a estas alturas...
Lo que más me disgusta es que usted y yo deberemos seguir esperando para el teletransporte.
Lo único que va quedando imposible es que un servidor acierte a la primitiva.
EliminarCuando veo uno de esos programas del canal Viajar ya lo creo que me gustaría teletrasladarme, aunque fuera una semanita, a las Maldivas.