1 - Restaurant "La Catarata", Filipinas
Ubicado en la provincia de Quezón, Villa Escudero es un estupendo establecimiento campestre con elegantes habitaciones, rodeado de un exótico ambiente. Sin embargo, lo que ha logrado su fama internacional es el restaurante "La Catarata", que permite a los turistas disfrutar de una excelente comida, al pie de una auténtica catarata.
Normalmente, acercarse demasiado a una catarata puede ser mortal, pero en este peculiar restaurante de Villa Escudero los clientes son animados a situarse lo más cerca posible de la catarata. y experimentar una agradable experiencia mientras son rociados por gotas de agua fresca. Desde luego no se trata de las cataratas de Niágara, pero los turistas disfrutas el momento, aunque salgan con las ropas algo húmedas.
Estoy dudando sobre quienes son más imbéciles entre los que aparecen en las fotos:
a) Los comensales que están a punto de coger un resfriado, o
b) Los cantamañanas que aparecen en la primera foto admirando el espectáculo,
Por lo demás, yo no me sentaría a comer en una silla sin respaldo.
Estoy dudando sobre quienes son más imbéciles entre los que aparecen en las fotos:
a) Los comensales que están a punto de coger un resfriado, o
b) Los cantamañanas que aparecen en la primera foto admirando el espectáculo,
Por lo demás, yo no me sentaría a comer en una silla sin respaldo.
Se trata de un hotel de 23 habitaciones situado en una gabarra y que cuenta con un restaurante especializado en productos del mar. En el techo tiene un jacuzzi de gran tamaño para los huéspedes.
Tampoco se me ocurriría ir a comer en un sitio tan agitado por las olas, por mucho jacuzzi que tenga.
3 - Restaurant La Mina, Finlandia
Tampoco se me ocurriría ir a comer en un sitio tan agitado por las olas, por mucho jacuzzi que tenga.
3 - Restaurant La Mina, Finlandia
El chef Timo Linnamaki dice que "es una gran experiencia trabajar en el fondo de esta mina porque está uno apartado del mundo y no hay nada que te distraiga de la cocina". La idea de preparar comida a 380 metros de profundidad se debió al deseo de Timo (no escamarse con el nombrecito) de estar lo más cerca posible de la tierra, aunque reconoce que es el lugar más extraño en que ha preparado sus comidas.
La mina, de 115 años, todavía está en explotación.
Dejar el coche en un estacionamiento subterráneo ya me causa yuyu por mi bathofobia. Solo de pensar en descender a esas profundidades me revuelve el estómago. Encima tampoco le ponen respaldo a los asientos. (¡qué manía!)
Dejar el coche en un estacionamiento subterráneo ya me causa yuyu por mi bathofobia. Solo de pensar en descender a esas profundidades me revuelve el estómago. Encima tampoco le ponen respaldo a los asientos. (¡qué manía!)
Hay mucho chalado que enseguida halla el apoyo de muchos más chalados. Y esa debe de ser la clave de estos negocios que menta.
ResponderEliminarMe recuerda a los que hacen los fines de semana un buen montón de kilómetros para acercarse, con riesgo de patinazos y abolladuras, a una pista de esquí para pasar un par de días subiendo montes nevadas y bajándolos montados en tablas atadas a los pies.
Si hubieran vivido en los lugares en que sus habitantes se ven forzados a trasladarse así para subsistir, o pasado años como "Cazadores de Montaña" en el Ejército, y forzados por el sistema imperante como sucedía en mi generación, ya se les quitarían las ganas de andar entre nieve.
Para practicar ese deporte llamado esquí se precisa una dosis generosa de afición, mucha paciencia y dinero sobrante para adquirir toda la parafernalia necesaria. De mi incursión por el referido deporte en la vecina Navacerrada, hace unos años, llegué a la conclusión de que, para estar diez minutos esquiando se precisan dos horas de preparación, incluyendo el traslado a la estación y el correspondiente atasco en carretera, más la cola para el remonte y el tiempo interminable que se precisa para vestirse y desvestirse con los modelitos imprescindibles.
EliminarDemasiado trabajo para un servidor.
Me voy a tirar a la piscina (y es que no me aparecen las fotos, será cuestión del navegador...podían ponerle a uno nuevo el nombre de Elcano, seguro que era infalible, mucho Chrome, mucho firefox pero todos una mierda).
ResponderEliminarPues eso, no sé si será lo mismo pero había uno donde te mojabas la espalda y estabas sobre el agua, con los pies descalzos, haciendo el gilipollas como dios manda, no sólo te dan un sablazo, te pillas un resfriado de mil demonios ¿tan difícil es que la gente se quede en su puta casa haciendo palomitas de mantequilla en el microondas).
Y para ver sitios exóticos, llenos de peligros y nativos involucionados nada mejor que una tasca de pueblo o un bar de barrio.
Mea culpa, el problema de las fotos se debe a mi escasa pericia con estos artilugios; debo haber tocado alguna tecla intocable. Espero esté arreglado.
EliminarEstoy de acuerdo, no hay como una tasca o bar de barrio para alimentarse a base de todo el exotismo que ofrece una buena tortilla de papas, de ésas que llevan un huevo por kilo de patatas y que, además, éstas no están fritas, sino cocidas. Eso es exotismo fetén.
Yo estuve con mi prima Marisa en el restaurante La Mina en Finlandia, pero a los veinte minutos, tuvimos un ataque de claustrofobia. Abandonamos la mina apresuradamente, salimos a la superficie y nos fuimos a comer una pizza napolitana con anchoas y pepperoni en la pizzería Ruka, "La mejor pizza de Finlandia"...
ResponderEliminar;-)
Muy valientes Vd. y su prima por atreverse a descender a la Mina y aguantar 20 minutos. Menos mal que las pizzas nunca dejan mal a nadie.
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