jueves, 18 de julio de 2013

BABOSAS


Un salon de belleza japonés ofrece el “caracol facial”
(de metro.co.uk)

Sentir el recorrido de caracoles sobre la cara parece una pesadilla, pero algunas japonesas lo aceptan como un efectivo tratamiento de belleza.

Manami Takamura, empleada del salon de belleza Ci:z.Labo,, en Tokio, explica que los beneficios para eliminar pieles y aclarar los poros son evidentes, mientras coloca tres caracoles en la cara de una cliente.


”La baba que segregan los caracoles ayuda a eliminar células viejas y a suavizar las pieles estropeadas por los rayos solares. Mediante este procedimiento, se recibe el 100% de la esencia del caracol” dice Manami.

La baba del caracol se conoce por sus efectos anti-edad y ya se vende, en otros países, envasada como cosmético de alta calidad. Pero el salón de belleza Ci:z.Labo ha dado un paso adelante en Japón en cuanto al aprovechamiento directo de esos beneficios. El tratamiento dura 60 minutos y cuesta 180 euros.

La cara se lava antes de la colocación de los caracoles en las mejillas de la cliente para que se muevan a su gusto por la cara. A continuación se da un masaje facial y se aplica una crema con baba de caracol a fin de garantizar la completa penetración en la piel.

Sayaka Ito , una cliente, dice que el tratamiento es tan relajante que casi se queda dormida. “Se nota el movimiento de los caracoles en la cara. Al principio me chocó, pero ahora me resulta agradable. Mi piel se ha vuelto mucho más suave”.

Los sacrificios a que se someten algunas señoras para mantener una juventud que se les escapa, puede llegar a límites insospechados, como el caso que se describe. Solo de pensar en esos repugnantes bichos recorriendo la cara me produce escalofríos. Lo peor debe ser cuando pasan por los labios o los ojos. ¡¡¡UF!!!!.
Cuando residía en Málaga unos amigos me invitaron a cenar y no les ocurrió otra cosa que presentarme unos clásicos "caracoles a la malagueña". Excuso decir que salí de la casa apresuradamente y no volví a verles la cara. 

8 comentarios:

  1. Estamos en lass mismas, Don Bwana, me repugnan esos bichos a la simple vista, por lo que jamás me los comeré. Y para colmo algunas damas los usan para parecer que tienen 49 años y once meses en vez de 50 años.

    Y las mismas estoy convencido de que harían gestos de asco ante un plato de chipirones en su tinta.

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    1. La similitud de las babas que van repartiendo a su paso esos animalejos con los mocos y otros fluidos humanos es lo que produce repugnancia a la mayoría del personal. Cosa distinta son los caracolillos o bígaros que, como casi todo lo que viene de la mar y acompañando una caña bien servida, puede pasar.

      Rechazar unos chipirones en su tinta es un pecado capital.

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  2. Si a una de esas les dicen que con cataplasmas de diarrea infantil rejuvenecen 6 ó 7 horas no dudarían ni un segundo en untarse el equivalente a un vaso de nocilla.

    En un a ocasión, de fiesta por Valencia, tras dormir la mona en la playa nos calzamos una paella, uno de mis amigos se le ocurre pedirla con esos putos bichos y cuando veo que saca esa pegote negro y vomitivo con un palillo y se lo come... casi que es menos desagradable un cunnilingus a la ex Vice-Vogue

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    1. Pues mire Vd. por donde, esas cataplasmas de catalina infantil ya se las aplicaban las odaliscas en algunos serrallos. Supongo que para ser expulsadas del harén.

      Desconfíe Vd. de esas paellas tan melosas que suelen servirse por esos mundos. Esa cremosidad la producen los caracoles, aunque los hayan retirado de la vista de personas decentes. La señora que menciona prefiero no recordarla.

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  3. Voy a estudiar el montar una granja de caracoles, por si cunde el ejemplo en España.

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    1. Si es Vd. tan osado como para criar esos bichos, posiblemente haga un buen negocio; algo asqueroso, pero productivo.

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  4. Un día me invitaron a comer y la señora había cocinado escargots a la española y además me explicó con detalles como cocinaba los caracoles. No pude comer ni nunca mas quise comer caracoles y menos que me los pasen por la cara como una técnica anti-age de unas japonesas locas...

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    1. Tiene razón, por mucho título de escargot de Bourgogne o parecido que les pongan, siguen siendo asquerosos caracoles. Comprendo su reacción al conocer su elaboración; yo los vi hacer una vez y es lo más parecido al espectáculo de una fritada de sesos....¡Pavoroso!

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