lunes, 12 de mayo de 2014

EL VINO MILAGROSO


Un artilugio, inspirado en el milagro de Jesús, convierte el agua en vino
(de oddity central)

Hasta hace pocos días, Jesucristo era el único que podía convertir el agua en vino pero, ahora, parece que cualquier mortal puede hacerlo. Todo lo que se necesita es una botella milagrosa, que cuesta $499, agua y unos ingredientes especiales.El artilugio, al que llaman “Máquina milagrosa”, es muy sencillo de usar: - metes agua y sale vino-. Por supuesto, también se incluyen varios sobres con sabores de distintos tipos de vino.

El invento es obra del fundador de una empresa de California llamada “Customvine". Una vez introducido el sabor del vino que requiera el menu e incorporada el agua, sólo hay que  tener un poco de paciencia; no hay que abrir la botella a cada rato para ver si se ha formado el vino, simplemente se conecta la botella al smartphone y una señal monitorizará el progreso de la conversión, alertando cuando se haya completado la fermentación (en unos tres días) y el vino esté listo para su consumo

 Kevin Boyer, presidente de  Customvine, es un sommelier que también fundó la bodega “Boyanci”, en  Napa Valley, California.  La “Miracle Machine” es el resultado de su colaboración con  Philip James, un empresario británico, creador de la bodega “Lot18”, que dice: . “Es como un milagro de la Biblia, convertir el agua en vino simplemente con la adición de unos polvitos y en una fracción del tiempo y del costo necesarios para obtener un vino de uvas clásico”.

Muy interesante, pero servidor seguirá consumiendo el vino de toda la vida, a poder ser de Rioja y si sobra algo de pasta, un Chateau Laffite.  Desde que se abandonó el clásico sistema de pisar las uvas con los pies desnudos para obtener el mosto, no han hecho más que desacreditar los caldos. El invento ése del Boyer y del James, "pa éllos".

14 comentarios:

  1. Pa' ellos, sí señor, pero eso estaba inventado hace décadas por los más clásicos taberneros españoles, y de ello ya se quejaban los Quevedos y demás escribidores. De vinos fabricados con polvos y agua la España franquista sabía un rato. Xactamente igual que de cafés fabricados con agua y achicoria.

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    1. Cuando llegué a la España franquista, se conseguía un Castell del Remei BBB (bueno, bonito y barato) por cuatro perras y era estupendo. Posteriormente me pasé al Marqués de Cáceres que nunca me ha defraudado. Lamentablemente hoy día sólo bebo wine en contadísimas ocasiones, debido a desperfectos en mi tubo digestivo.
      Lo que nunca se me ocurrirá es beber ese bodrio a base de polvitos.

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    2. Está usted hablando, Don Bwana, de vinos embotellados y vendidos en tiendas. Y yo me refería a los vinos de garrafón que utilizaban algunos taberneros españoles para servir en la barra del bar el clásico "txikito" o vino de albañil.

      Según decían los entendidos eran líquidos que de uva no tenían nada y sí todo de polvos y agua. Como también existió, aunque le parezca una tomadura de pelo, tortillas de patatas sin patata y sin huevo.

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    3. Me ha hecho Vd. recordar, con nostalgia, a un guiso de patatas con merluza, pero sin merluza, que hacía mi madre y que estaba para chuparse los dedos.

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  2. Uy,uy qué miedo tienen los vinateros de verdad. Y ellos que creían que había que deja envejecer el vino en condiciones óptimas y durante años. Pues eso. Este debe ser un vino buenísimo para los que no gusten del vino. O tal vez para cocinar.

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    1. Ni siquiera para cocinar se me ocurriría estropear una comida con esa cosa. Como bien dice, será muy bueno para los que no sepan lo que es el vino.

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  3. Esa máquina es un engendro, como el barbudo maricón de EURIVISIÓN asín que de lo cualo no pienso probar el vino de ese artilugio ni vuelvo a ver eurovisión.

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    1. Hará muy bien en ambos casos (no catar esa cosa y no volver a ver eurovisión) . Ya es el colmo que premien a un travestí que se hace pasar por una señorita con barbas.

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  4. Pues que me llamen antiguo, pero yo seguiré tomando el vino de siempre.

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    1. Hará Vd. muy bien si puede permitírselo, como parece dar a entender.

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  5. Lo cierto es que a mi el vino no me gusta. No se lo tomen a mal pero es que es así (de hecho suelo salir muy barato de convidar).
    No obstante hay progresos que no traen prosperidad ninguna y me temo que con el invento este no se cumple aquello de las Bodas de Caná: "Se sorprendieron de que hubiera dejado el vino bueno para el final y no al contrario que era lo habitual" (cita no textual, pero razonablemente prçoxima)

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    1. Ya sabe Vd. que, sobre gustos y colores......Tomo nota sobre el convite; espero que haya una ocasión para comprobarlo.
      Siempre me ha dejado perplejo esa frase: " que hubiera dejado el vino bueno para el final..." ¿No quedamos en que no había vino hasta que Jesús lo sacó del agua?

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  6. Yo, como soy clásico, don Bwana, me pasa como a muchos españoles: el Rioja y el Ribera del Duero. Estos inventos son mariconadas varias del departamento de plásticos y polímeros asquerosos.

    Ya en el Antiguo Testamento en el maravilloso invento de Noé había que pisar la uva; no como ahora que incluso la fríen los cocineros mediáticos en el televisor, cosa que debería estar prohibida.

    Noé se apipó un poquito, parece ser, según lenguas, pero como era el inventor tenía que dar la prueba y conseguir el punto. Luego vino Cervantes y enderezó a Sancho antes de ser gobernador de la Ínsula Barataria: "se templado en el beber considerando que vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra". También, y en la misma genial novela, deja dicho que "el vino tomado con mesura jamás fue causa de daño alguno".

    Eran tiempos en que no existía el plástico, pero sí que lamentablemente se le echaba agua al vino.

    Considero una gran gilipollez dedicar I+D a esas chuminadas engañabobos.

    Y, en cuanto a lo que comenta don Isra, me temo que el escenario de Eurovisión habrá que cepillarlo con KH7 para quitar el aceite.

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    1. Me he reído un rato con su comentario, Don Rataplán. Traje a colación lo de pisar las uvas con los pies descalzos porque tuve la fortuna, en mi juventud, de participar en uno de esos eventos. Recuerdo el gustazo que daban los granos de uva pasando entre los dedos, placer que, hoy en día, sólo pueden disfrutar algunos pervertidos, en la cama.
      Por cierto, no recuerdo si tuve que lavarme los pies previamente, pero supongo que sí, igual que los demás participantes.

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