Mientras en Madríz sufrían los rigores del invierno, servidor disfrutaba de la auténtica primavera de París acompañado de mi hija Ana. Una semana de excelente tiempo a plein soleil (excepto un día por la mañana, para ser exacto), ubicado en el hotel Beauchamps, a dos manzanas de los Campos Elíseos donde establecí mi base de operaciones.
París continúa siendo la ciudad más maravillosa que he conocido, no solo por sus numerosos monumentos sino también por los extraordinarios edificios de viviendas y oficinas. En la zona por donde me moví, el distrito 8 de París, me llamaron la atención la abundancia de coches de lujo y la limpieza de calles y edificios. Es asombroso el esmero de los franceses en mantener todo tan cuidado a través de los años.
En esta entrada me limitaré a mis paseos por los Campos Elíseos y aledaños, así como los desayunos en las variadas cafeterías de la zona. Posteriormente contaré mis experiencias en la torre Eiffel, el río Sena y Montmartre.
Los desayunos de "cafe au lait deca", con zumo de naranja y croisant resultaban muy agradables:
En esta entrada me limitaré a mis paseos por los Campos Elíseos y aledaños, así como los desayunos en las variadas cafeterías de la zona. Posteriormente contaré mis experiencias en la torre Eiffel, el río Sena y Montmartre.
Los desayunos de "cafe au lait deca", con zumo de naranja y croisant resultaban muy agradables:
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Un gorrión venía a saludarme todas las mañanas y compartía los croisanes conmigo:
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Por la tarde repetía la operación, entretenido viendo pasar al gentío, nacionales y extranjeros, que paseaban por las anchísimnas aceras de la avenida. (Si se observa con detenimiento, puede notarse que la morería se mueve como pez en el agua):
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Mi hija se empeñó en retratarme con el Panda, en una de las galerías comerciales de la avenida:
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Mi hija se empeñó en retratarme con el Panda, en una de las galerías comerciales de la avenida:
Me llamó la atención la estatua del hombre semi-invisible:
Otra estatua curiosa:
En esta ocasión me negué a comer en este lugar, pero tuve que posar para la posteridad:
Un par de cosas más que me llamaron la atención:
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| Curiosamente los pasos cebra están al bies. |
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| Los elegantes aliviaderos públicos |
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| Transporte a tracción humana, estilo Saigón |
Mañana contaré el resto de esta crónica parisiense, aunque el disfrute se vio alterado por las desagradables noticias que recibí de Ezpaña: ¡los dos grandes equipos de futbol de "la mejor liga del mundo" haciendo el ridículo en la liga de campeones! Encima, se nos va el Mou, a quien, seguramente, seguirá el gran CR7; ¡bochornoso!..
Se va el el Gran Bwana y los dos equipos de futbol pinchan, aquí graniza y el complutense se queda sin abastecimiento de croissants por una huelga en el sector. Todo un desastre.
ResponderEliminarHa elegido usted una zona magnífica para observar a gabachos y disfrutar de productos de calidad de las pâtisseries. Esa bandeja de desayuno que se ve en la primera imagen, no se la salta ningún gimnasta de madrugadas como el que acostumbra a presumir de tales condumios.
La próxima vez se trae usted para casa al "hombre invisible" ese para regalarsela a Rajoy.
Buen gusto y experiencia de la vida demuestran su NO acceso al restaurante oriental. Y me gustan mucho esos urinarios públicos en la vía, tienen un savoir-faire que en ese tema los gabachos siempre han carecido. Se ve que se han modernizado.
Qué envidia me da usted con estas fotos y el recuerdo de esas avenidas aunque tengan las rayas al BIES.
Un abrazo y bienvenido. Nos faltaba y mucho el matutino informe de alguna investigación "rara" por esos mundos.
Muchas gracias Don Javier. Ha sido un viaje muy gratificante al comprobar que los franceses se esmeran cada vez más en mantener la belleza de esa ciudad. El pavimento de las aceras a base de cemento, facilita el recorrido de las calles, por lo que se recorren kilómetros sin mayor esfuerzo; uno de los días caminamos desde los Campos Elíseos hasta la torre Eiffel sin ningún problema, regresando, por supuesto en taxi (más modernos que los de Madriz y a precio similar).
EliminarDe los precios en cafeterías y restaurantes mejor no hablar. Lo bueno suele resultar caro.
Qué de fotos y qué envidia. Eso sí, se perdió la nevada y el frío invernal madrileño, que fue tela marinera.
ResponderEliminarEl mundo en vilo a la espera de la reacción de Isra ante esos croissants.
Como no soy de los que les gusta la nieve y chapotear en el barro, no creo haberme perdido nada interesante. Si encima parece que, dentro de poco, no va a volver a salir el Mou haciendo declaraciones por prensa y tele, miel sobre hojuelas.
EliminarDon isra debe estar subiéndose por las paredes ante la visión de un servidor devorando croisants.
jajajajaja, la última frase de la mahārānī es para enmarcar... lo peor de todo es que la presión me ha podido y soy incapaz de decir nada ingenioso.
ResponderEliminarAmbos dos tienen una pinta estupenda y sabrían a gloria porque además, gracias a las fotos, veo que no tenía a nadie a su alrededor que interrumpiese la degustación de tan agradable bocado, por cierto, yo ya me he comido hoy el mio ¿y Vd.?
Quizá se sorprenda por lo que le voy a decir pero el tipo que sale en las fotos se parece muchísimo a Vd, es más, juraría que Vd. tiene una gorra idéntica... ah, y prepare la cartera que el 22 de junio correrán ríos de croissants por las cafeterías complutenses, paga Tella "of course"
Lo único que distraía mi atención era el Piolín que venía a por su ración.
EliminarA pesar del kilometraje recorrido, he vuelto a Madrid con un kilo de más que atribuyo al abuso de croisants durante el viaje, por lo que los dejaré a un lado por una temporada y volveré a mi desayuno habitual de galletas craker, untadas con queso cremoso de mercadona y confitura Hero de melocotón que no tienen tanta mantequilla.
Acierta Vd. en el parecido del tipo de las fotos con un servidor: parece mi sosías. Curiosamente, además de la gorra, tengo un sombrero Stetson igual. La cartera estará debidamente surtida para tan magno acontecimiento.
Por las fotos se deduce que Vd. la ha pasado muy bien, con esos bellos croissants, paseando por las calles (cruzándolas al bies) y toilettes públicos del bello Paris. Y ha sabido hacer buenas amistades, como el Panda, el hombre semi-invisible, el vietnamita que lo llevó de paseo y saboreando la comida thailandesa. Como un experto turista europeo. Bienvenido a la Madre Patria!...
ResponderEliminarEfectivamente, lo he pasado de maravilla gracias, sobre todo, a mis zapatos 24H que impidieron desperfectos en los pies tras largas caminatas.
EliminarLamento la confusión, pero no entré en el restaurante thailandés. Mi intención era dedicarme a la buena cocina francesa ya que estaba en el lugar apropiado y así lo hice. Por error involuntario, mientras estaba de compras en Galerías Lafayette, comí en un restaurante del local sin percatarme de que era griego; un fallo garrafal del que todavía no me he recuperado.
Gracias por su saludo.