Todos estos episodios me los relató Joost durante nuestro encuentro en Colombia en julio de 2009. Recordaba que estuvieron en la vecina Surinam (ex Guayana holandesa), donde los gitanos compraron unas burras y le enseñaron a ordeñarlas, actividad que disgustaba bastante a Joost.
Parece que volvieron a Colombia hacia el verano del año 2005, cuando Joost tenía 18 años. El joven se había integrado completamente con los gitanos y aprendido a tocar el violín de manera prodigiosa, hasta el punto que consiguió una plaza en la OFB (la orquesta filarmónica de Bogota). Precisamente esa circunstancia ocasionó nuestro encuentro en la capital de Colombia el año 2009.
Habíamos ido un grupo de amigos a felicitarle por su magnífica interpretación de la Sinfonía Española de Laló en el teatro de la ópera y conseguí lograr captar su atencion cuando hablábamos de Venezuela. Quedamos en vernos al día siguiente en el bar del hotel Andino Royal, donde se hospedaba. Allí, mientras paladeábamos unas aguas escocesas, Joost habló hasta por los codos y yo tomé unas cuantas notas de sus experiencias.
Por la prensa bogotana me enteré que, en el año 2010, había sido despedido de la OFB porque salieron a la luz sus antecedentes como miembro de las FARC (la guerrilla colombiana). Se cree que otro violinista de la orquesta, celoso de su virtuosismo, se fue de la lengua.
Durante mi conversación con Joost en Bogotá me habló del asunto, aunque me pidió que no lo divulgara. Parece ser que los gitanos que lo habían reclutado fueron interceptados por una patrulla de las FARC y obligados a permanecer un mes en el campamento de los terroristas. Joost conoció a Irina, una guapa guerrillera, que utilizó sus encantos para captar al muchacho para la causa. Según me dijo, los terroristas estaban encantados con su manera de tocar el violín, eximiéndole la obligación de participar en las escaramuzas guerrilleras y reservándolo para que amenizara las veladas a los fatigados guerreros.
Finalmente, Joost, aburrido por tener que tocar a Beethoven ante aquella cuadrilla de facinerosos y cansado, además, de las exigencias amorosas de la Irina, logró escaparse y llegar a Bogotá donde, como ya sabemos, logró un excelente curro con la orquesta.
No volví a tener noticias de Joost hasta hace unos días, cuando leí la noticia que copio a continuación, aunque juraría que lo vi por TV en un reportaje sobre los "indignados" de la Puerta del Sol, portando una de las pancartas más curiosas.
La noticia a que me refería es la siguiente:
"Son las 6 de la tarde de un viernes lluvioso en Bogotá. Joost olvida el frío y se deja llevar por su espíritu de niño. Espera a que el semáforo de la Avenida Boyacá con calle 134 se ponga en rojo, impregna de varsol los extremos de su 'vara mágica' y con un encendedor les prende fuego. Es hora de que empiece la función.
"La calle es un escenario que me gusta mucho porque la gente está desprevenida y reacciona naturalmente -dice Joost-. En la alegría de la gente está mi alegría".
"La calle es un escenario que me gusta mucho porque la gente está desprevenida y reacciona naturalmente -dice Joost-. En la alegría de la gente está mi alegría".
Es todo tan surrealista que no me extrañaría que Joost fuese uno de los perroflautas de Sol.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
Pues si ya se barrunta que este va estar metido en el Hotel de los Líos Ocupacionales. Pero no adelantemos acontecimientos a saber lo que dará de si este Joost y sus aguas escocesas.
ResponderEliminarSaluditos.
Se veía venir, es lo que hay, si eres alternativo, jipi, guerrillero, perroflauta o similares te esperamos en "estepaís" con los brazos abiertos.
ResponderEliminarYo creo que Joost anticipó la vistoria pepera y se viene a montar el pollo.
Ay... Irina, si es que es tan malo el exceso como el defecto.
Espero que en sus andanzas no se cruzara con los indios "chiviricones", sí, sí, los mismos que, unos siglos antes, se cruzaron con Colón.
ResponderEliminarDª maharani:
ResponderEliminarEl fin de semana soleado y estupendo, gracias a sus deseos.
D. Zorrete:
ResponderEliminarLos efectos del agua de Escocia pueden ser imprevisibles. Mezclada con burbujas suele resultar afrodisíaca.
Saludos
D. isra:
ResponderEliminarInteresante deducción la suya. Con esas mezclas de razas nunca se puede predecir el resultado. Acabo de pasar por una tienda de bolivianos, otra de un pakistaní y, en la tercera, eran todos de Bangladesh. Ya veremos qué resulta de todo ésto. Ya dijeron que a Ezpaña no la iba a reconocer ni la madre que la parió.
D. Carlos:
ResponderEliminarMe ha pillado Vd. a base de bien. Nunca había oído hablar de esos indios. Ni siquiera durante mis viajes a Perijá.
Bueno, para ser justos D. Bwana, hay quien dice que la tribu era de los indios Mogilones, vea,vea.
ResponderEliminarD. Carlos:
ResponderEliminarLos mogilones ésos, del vídeo que tan atentamente me remite, no han querido tocar para mí. Ahora bien, ¿no se tratará de los MOTILONES, una tribu salvaje y muy agresiva de la frontera venezolano-colombiana que se han puesto unas pelucas para disimular?
Sí, sí, esos eran. Pruebe con este enlace a ver si suena. De todas maneras, los de la peluca , no se confunda, son los hermanos pinzones.
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