lunes, 24 de febrero de 2014

¿VAMOS AL CINE?



MOLESTIAS EN SALAS DE CINE

(de cinéfilo.es)

De todos es conocido que los españoles somos impuntuales, extremadamente ruidosos, y hablamos a voz en grito en cualquier parte. Es más, estamos tan acostumbrados a ser así, que sólo nos lo notan en el extranjero, cuando viajamos a otro país. Sin embargo, algunos de nosotros -los mal llamados cinéfilos- nos resistimos con vehemencia a soportar esa idiosincrasia en las salas de cine. Con el siguiente artículo queremos lanzar un grito al cielo ante una actitudes que generan enorme frustración y nos impiden disfrutar del cine en condiciones.

¿Por qué en el cine sí, y en otros lugares no?
Es curioso, la mayoría de españoles cambiamos el chip maleducado y demostramos cierta corrección al entrar en una iglesia, en una biblioteca o en un hospital (aunque cada vez se respetan menos también estos lugares). Sin embargo, en los cines, una vez se apagan las luces, parece que toda trasgresión es anónima e impune. Algo así como insultar en Internet… si no me ven… no me pueden decir nada… “pues que se jodan, yo hago lo que me da la gana”.

Por ello, os presentamos nuestro particular ranking de actitudes incívicas en la pantalla grande, empezando por una de las malas costumbres más antiguas del espectador patrio en la sala oscura:
Dícese de la incapacidad de algunas personas para leer un horario o calcular el tiempo que cuesta desplazarse hasta el cine, comprar las entradas, pedir las palomitas y acomodarse en la sala.
Generalmente esta falta de aptitud o de interés (patológica en ciertos individuos) provoca inconvenientes a terceras personas que sí se han molestado en llegar antes al cine, en comprar las entradas a tiempo, o en prescindir de la cola de las palomitas (nota: las películas las proyectan igual aunque no llevemos palomitas, no se altera el espacio-tiempo).
Afortunadamente es una falta que cada vez se ve menos; de hecho la figura del “acomodador” empieza a ser algo atípico en nuestro país porque cada vez se ven menos rezagados. Sin embargo, en todas las sesiones suele haber grupos de personas que entran con la película empezada, tapándonos la pantalla o triturándonos los zapatos según la etiqueta (al pasar por delante, ¿le ofrezco el culo o la bragueta?
Para evitar esto, regalamos algunos consejos a los culovagoneta:
1. Comprar la entrada con anticipación. Tan sólo hay que acudir a una web como servicaixa (o la del cine que queramos visitar), y hacer algo tan complicado como elegir sala, película, horario, número de asientos y emplazamiento. Para pagar sólo hay que introducir nuestro número de tarjeta de crédito. Es lo mismo que hace la taquillera, pero en este caso somos nosotros los que tenemos la posibilidad de escoger. Además ahorraremos dinero, porque suele ser 50 céntimos más barato hacerlo de este modo, los asientos estarán reservados y evitaremos agobios de colas al llegar… lo que nos dará más tiempo para aparcar, quedar con los amigos, comprar palomitas, o lo que sea. Y no… no nos robará el dinero un hacker…
2. Calcular el tiempo necesario para llegar. Hagámonos las siguientes preguntas. ¿Cuánto tardaré si voy en coche? ¿Cuánto tardaré en metro-autobús? ¿Y si voy andando? ¿Habrá tráfico? Lógicamente depende de muchos factores, pero aquí se trata de usar la materia gris un poquito y tener en cuenta ciertas variables muy sencillas de fijar para llegar a tiempo:
- El día de la semana: Generalmente el día del espectador, los festivos, los viernes tarde/noche, los sábado tarde/noche ó los domingos suelen ser días de máxima afluencia.
- El tiempo que lleva la peli en cartel: Si es un estreno lo tendremos mucho peor para pillar entradas que si lleva ya varias semanas y la ha visto casi todo el mundo.
- El centro al que acudimos: No todos los cines tienen el mismo éxito. Algunos centros comerciales o megasalas están abarrotados casi siempre, mientras que otros apenas tienen público.
- El lugar en el que aparcaremos: ¿Hay parking cerca? ¿Es gratuito? ¿Tocará dar vueltas durante 20 minutos?
- Con quién iremos: En lugar de ir cuatro cada uno en su propio coche, se puede acordar para turnarse, compartiendo gastos de desplazamiento. O agruparse en parejas quienes vivan cerca…

Creo que hace lo menos diez años que no voy a una sala de cine. Recuerdo que había un acomodador que, como de costumbre, agrupaba a los asistentes en la misma zona aunque la sala estaba casi vacía y que el sonido estereo rondaba los mil decibelios. Me tapé los oídos con lo único que tenía a mano, las entradas al cine, pero solo me permitió resistir el ruido quince minutos, tras lo cual abandoné el lugar. 

No me han vuelto a pillar por eas zonas y cuando quiero ver una película, enciendo la TV y pongo lo que me apetece, en la comodidad de mi sofá y con la vestimenta adecuada por si me apetece echar una cabezadita. 

9 comentarios:

  1. Y como hay muchos cono usted, don Bwana, pues resulta que el CINE PATRIO va tan mal y se hunde, teniendo los mejores interpretes mundiales como por ejemplo la familia Bardem.
    Es usted un "facha" y se le nota demasiado.

    Por mi parte confieso que seguramente y por las mismas razones que las que expone como suyas llevo también más de diez años sin entrar en una sala de esas.

    Pero el del artículo cinéfilo está algo despistado sobre el porqué se llega a destiempo al cine : a la mayoría de los españoles les de da muchísima verguenza llegar PUNTUALES a parte alguna. No vaya a ser que otros piensen que es "cerebro cuadrado" en vez de un lumbreras muy ocupado con las relaciones sociales.

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    1. Don ïñigo: permítame Vd. que me tome un par de días para contestar adecuadamente su comentario. Estoy a las puertas de la clínica donde, por enésima vez, van a clavarme una aguja hipodérmica en el ojo derecho y estas cosas me ponen tan nervioso que impiden el correcto funcionamiento de las neuronas.

      Aviso que hago extensivo a los demás amables comentaristas.

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    2. Hace unos años le hubiera retado a Vd. a un duelo por tildarme de "facha". Hoy día, observando a los contrarios, lo considero una alabanza.
      Que a muchos les da vergüenza la puntualidad debe ser cierto. Siempre me ha parecido sospechoso que alguien me cite "sobre las...." o "de 8 a 10", como si fueran incapaces de comprometerse a una hora exacta.

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  2. Qué todo le vaya bién, señor Bwana.
    Y en cuanto a llegar tarde, yo creo que es un mal genético de una gran cantidad de personas.

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    1. Gracias por sus deseos Don Mamuma.
      Lo que sucede con los tardones es que, como dice Don Íñigo, les da vergüenza llegar a la hora fijada: parece que no les "mola".

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  3. La tele me hace dormir. El cine me hace soñar. Y como no voy mas al cine, ni sueño ni llego tarde.

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    1. Pues tiene Vd. solucionado el problema de la puntualidad y, de paso, el del sueño.

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  4. Cuánta razón.

    Voy muy poco, pero cuando lo hago le aseguro que la peli ya está casi para que la quiten, no comprendo esa afición de la gente por las masas de los estrenos.

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    1. A mi tampoco me pillan en un estreno debido a mi horror a las masas. Enoclofobia creo que se llama.

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