Los nazis trataron de desarrollar un ejército de perros habladores para ganar la segunda guerra mundial.
(de Metro.co.uk)
Los nazis entrenaban a los canes más inteligentes que iban encontrando por toda Alemania para enseñarles a hablar y enviar señales utilizando las pezuñas.
Bajo el entrenamiento de Margarethe Schmitt, el instituto entrenó a perros como Rolf, un terrier que decían podía discutir asuntos de religión y solucionar problemas matemáticos, comunicándose con los humanos tocando un código alfabético con sus pezuñas. Otro perro, Kurwenal, era capaz de contar chistes, según se dice.
(de Metro.co.uk)
De acuerdo con el libro “Perros sorprendentes: una relación de curiosidades caninas” los nazis intentaron (aparentemente con cierto éxito) entrenar a un ejército de perros inteligentes para que leyeran, escribieran y hablaran.
Según investigaciones del profesor Dr. Jan Bondeson, de la Universidad de Cardiff (RU), autor del libro, parece que Hitler creía que el mejor amigo del hombre, con un poco de ayuda, podría ser el peor enemigo de los aliados. Así que los alemanes crearon un instituto especial para perros.
Los nazis entrenaban a los canes más inteligentes que iban encontrando por toda Alemania para enseñarles a hablar y enviar señales utilizando las pezuñas.
Los nazis estaban muy orgullosos de sus perros y los consideraban tan inteligentes como para comunicarse con los humanos”, dice Bondeson en su libro.
Bajo el entrenamiento de Margarethe Schmitt, el instituto entrenó a perros como Rolf, un terrier que decían podía discutir asuntos de religión y solucionar problemas matemáticos, comunicándose con los humanos tocando un código alfabético con sus pezuñas. Otro perro, Kurwenal, era capaz de contar chistes, según se dice.
Pero el preferido de Hitler era un perrito llamado Don, que era capaz de ladrar “Mein Fuhrer” cuando le preguntaban quién era Adolf Hitler o le enseñaban una foto del dictador.
El Daily Telegraph informa que la escuela, denominada “Tier-Sprechschule”, fue creada en los años 30 y estuvo funcionando durante toda la guerra.
Aunque se suponía que los perros ayudarían a los oficiales en campos de concentración, alguno decidió que tenía otras prioridades, ladrando, en alemán “¡Hambre!, quiero galletas”.
Aunque se suponía que los perros ayudarían a los oficiales en campos de concentración, alguno decidió que tenía otras prioridades, ladrando, en alemán “¡Hambre!, quiero galletas”.
La segunda fotografía muestra a los científicos del "Tier-Sprechschule" cuando trataban de transferir los conocimientos de un hombra al cerebro de un can. Aunque parece que el experimento nazi no consiguió darles la victoria, tengo mis sospechas sobre el comportamiento de algunos perros, por lo que no me extrañaría que algunos descendientes de la camada nazi estén dando la tabarra por ahí, infiltrados en los partidos socialistas europeos.