El hombre que lo dejó todo en Londres para convertirse en una cabra en Suiza
Ellas le enseñaron «la jerarquía» y lo difícil que es sobrevivir en un terreno tan hostil alimentándose de hierba
(de youtube)
A veces, las decisiones que nos hacen más felices, son las que pocos más puede comprender. Un ejemplo de estas lo ha protagonizado últimamente un joven que ha rechazado su puesto de trabajo en Gran Bretaña para irse a Suiza y cumplir su sueño de ser una cabra montesa. Thomas Thwaites pasó un año diseñando las que serían sus dos patas delanteras, las mismas que ahora le permitieron caminar como si uno más del ganado se tratara y cuyas imágenes ha subido a Youtube para que todos comprendan su hazaña.
Y para que no se le olvidara ningún detalle, también se construyó un estómago artificial que le permitiera mezclar la comida y comer hierba. «He sufrido mucho siendo una cabra. La pendiente es desequilibrada todo el rato, y encima tenía que comer hierba», contó a «Daily Mail».
La experiencia no fue para nada de su agrado. «No me gustan las cabras, a veces parecía que venían a atacarme, y sus cuernos son muy peligrosos». Sin embargo, pronto comprendió que estaban haciéndole saber «que había una jerarquía, y que yo debía saber qué lugar me correspondía dentro del grupo».
Antes de decidir convertirse en cabra, Thomas también consideró la posibilidad de convertirse en un elefante o un perro, pero lo descartó porque no le gusta la carne. Así que se puso manos a la obra y solicitó una beca a la universidad para estudiar la psicología de la cabra y se mudó hasta Wolfenschiessen, en Suiza.
«Aprendí algo importante, y es que incluso las cabras tienen una vida muy dura y necesitan luchar por su subsistencia. Cada día fue muy duro, y es solo el precio de estar vivo». Thomas defiende, tras su incursión en las montañas, que las cabras son mejores que las personas. «Viven mucho más el momento y nos enseñan que debemos aprender a tomarnos la vida de forma más relajada».
El chalao éste dice que "consideró la posibilidad de convertirse en un elefante o un perro, pero que lo descartó porque no le gusta la carne". Una excusa ridícula, porque ni el elefante le da al chuletón ni el perro es tan estúpido como la cabra como para confundirlo con un colega.
Una temporada al cuidado de un psiquiatra no le vendría mal a este Thomas.
Probe. Estaba ya como una cabra hace mucho y lo ha expresado en Suiza. Yo creo que debiera de pedir la "nacionalidad catalana" para estar bien con el entorno.
ResponderEliminarEn cuanto resbale por una de esas montañas y americe en algún lago (en el de Luzerna, por ejemplo), con todos esos atalajes, se le va a terminar esa manía.
EliminarVeo negocio ante la gran necesidad de frenopáticos
ResponderEliminarLleva razón, necesitaremos uno por cada 10.000 habitantes, por lo menos.
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