«Nunca imaginé que mi botella pudiera llegar tan lejos»
La joven de Florida que envió el mensaje hallado por un jubilado de Leioa en la playa de Noja prevé viajar a Cantabria este verano.
(de El Correo)
Hay casualidades tan grandes como un océano. «Nunca imaginé que mi botella pudiera llegar tan lejos». La voz de María Carolina Ladao Paredes, una joven de 16 años de origen colombiano y residente en Miami, completa una historia digna de un plano secuencia. En 2014 lanzó al mar una botella de cristal dentro de un proyecto artístico y educativo para entender la comunicación global promovido por su colegio, The Sagemont. El mensaj, en el que expresaba su deseo de convertirse en artista, cruzó el Atlántico hasta llegar a manos de Ricardo González, un vecino de Leioa apasionado del mar y habituado a pasear por la playa de Noja.
El 23 de marzo, cuando disfrutaba de sus primeras semanas de jubilación tras una larga trayectoria como delineante, encontró la historia que le ha devuelto algunos años de juventud. Una especie de vínculo entre ambos. «A Ricardo le doy las gracias por encontrar mi botella. Lanzamos más de cien y sólo tenemos constancia de que haya llegado a tierra firme la mía. Muchas veces se pierden por el camino. Gracias, Ricardo», explica la adolescente desde el otro lado del océano. Dos años después de escribir las primeras letras de esta historia, sigue persiguiendo con empeño el mismo objetivo. «¿Que qué hago en mis ratos libres? Pinto, canto, recibo clases de guitarra y salgo con las amigas», cuenta. Una forma de responder, además, al propio Ricardo, que se puso en contacto con la escuela de la chica para saber si la joven había cumplido sus objetivos.
Pero la historia de la botella, que adelantó EL CORREO, tiene ahora más protagonistas. Los maestros de las casualidades. Víctor Hugo Quinter, primo de María Carolina, vive en Barcelona. «Leí la información publicada en el periódico y supe que hablaban de mi familia, así que mandé la noticia que se publicó por correo electrónico», explica. Gracias a él, María ya sabe ubicar Cantabria en el mapa. «Me metí en Google Earth y vi vuestras preciosas playas. El color del agua es muy bonito». Más lazos. Ahora María y su familia tienen previsto viajar a España el próximo 9 de julio. «Espero poder verle porque además es una suerte que hablemos el mismo idioma. Además, mis padres quieren que vaya a Cantabria». Quién sabe si Ricardo y ella pueden encontrarse y hablar cara a cara de lo pequeño que es el mundo. Quién sabe si la botella podrá completar otro curioso viaje de vuelta.
Sospecho que la María Carolina vio la película sobre el mismo tema protagonizada por Kevin Costner y supone que Ricardo tiene unas hechuras parecidas. Se va a llevar una sorpresa la pobre cuando note la diferencia de edades.
La pugnetera botellita podría haber hecho un esfuerzo más y amerizar en la playa de Zarauz, posiblemente en manos de DON JAVIER, con lo que se habría culminado una bonita historia romántica.
Sospecho que la María Carolina vio la película sobre el mismo tema protagonizada por Kevin Costner y supone que Ricardo tiene unas hechuras parecidas. Se va a llevar una sorpresa la pobre cuando note la diferencia de edades.
La pugnetera botellita podría haber hecho un esfuerzo más y amerizar en la playa de Zarauz, posiblemente en manos de DON JAVIER, con lo que se habría culminado una bonita historia romántica.
Buena idea, Don Bwana, la de que fuera uno que conozco el que hubiera encontrado la botellita de MARIA CAROLINA. A saber como es la yogurina ; gordita, en linea o un bellezón como la ROSA de su blog.
ResponderEliminarEs que, no se si sabe, los guipuchis siempre estamos muy marginados por los de Bilbao, que creen que Pais Vasco es unicamente el Bocho. Hasta se atreven a controlar las aguas del KANTAURI ( modo actual de designar al Cantábrico).
Si hubiera llegado la botellita a Zarauz esa moza se hubiera encontrado con un esbelto mozo de 108 años, un servidor.
En estos casos siempre hay que tener fe en que la yogurina sea una de esas Maravillas de la Naturaleza con las que adorno este Blog. Me lleva Vd. doble ventaja: lo primero, esa esbeltez de la que, con razón, presume; y la otra, por su cercanía al MAR, que por aquí, como no manden el mensaje en un Dron, va a ser difícil el contacto.
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