Se divorcia de su esposa tras verla por primera vez sin maquillaje
(de ahoradigital)
Tan solo unos días después del matrimonio, un árabe de 34 años abandonó a su mujer y se divorció al ver por primera vez su rostro al natural, informa Gulf News. El marido llevó a su esposa a la playa Al Mamzar para nadar. Al tomar contacto con el agua, el rostro de la mujer perdió el maquillaje.
Según contó la mujer a un psicólogo que la atendió para ayudarla a superar el divorcio, el marido cree que ella no se ve tan bonita como antes de la boda y la acusó de haberlo engañado mediante el uso de muchos cosméticos, incluyendo pestañas falsas. Asimismo, descubrió que su esposa se había sometido a cirugías antes del matrimonio.
El psicólogo afirma que la mujer intentó contarle al marido la verdad sobre sí misma, pero ya era demasiado tarde: él se divorció inmediatamente después del incidente y rechazó cualquier intento de reunirse nuevamente.
Supongo que estas cosas se presentan cuando los contrayentes no han establecido un contacto íntimo antes del evento, ya sea porque han sido los padres los que han arreglado la boda, o por tratarse de una relación por correspondencia, cosas normales en esa religión.. Encima ,las más feas aprovechan lo del burka para esconder sus miserias, por lo que la noche de bodas se convierte en una lotería.
Supongo que estas cosas se presentan cuando los contrayentes no han establecido un contacto íntimo antes del evento, ya sea porque han sido los padres los que han arreglado la boda, o por tratarse de una relación por correspondencia, cosas normales en esa religión.. Encima ,las más feas aprovechan lo del burka para esconder sus miserias, por lo que la noche de bodas se convierte en una lotería.
Todo un problema el de esas mujeres cubiertas y maquilladas y vendidas al camellero de turno por un par de camellos.
ResponderEliminarEn Occidente es más dificil que suceda tal cosa por la cuestión de las relaciones previas a la ceremonia matrimonial, pero no estaría mal que algunas casaderas se dierna un buen baño de mar delante del novio antes de ir a la iglesia o al ayuntamiento.
Tampoco es previsible ni corregible el que una bella esposa aparezca a partir de cumplir los 50 años con unos rulos en la cabeza y una mascarilla blanca en la cara, capaz de asustar hasta a Frankestain.
Hoy día,en Occidente, el material ha sido escrutado previamente y no creo que se produzcan sorpresas desagradables,ni por un lado ni por el otro. Ésa es la razón, supongo, de que sean tan escasas las bodas.
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