(de antena3.com)
Francisco Javier Cebollero busca trabajo de una manera diferente para llamar la atención. Este licenciado en Económicas de Zaragoza, está en paro y no encuentra trabajo. Harto de ser invisible para el mercado laboral, ha decidido exhibirse en el escaparate de un local comercial.
El caso de Francisco Javier es uno más de los miles de personas que buscan trabajo en España y no encuentran nada. Asegura que una noche "se le encendió una bombilla" y decidió que tenía que hacerse visible, convertirse en un reclamo.
Su madre regentaba un comercio que acababa de dejar vacío. Francisco Javier decidió ocupar el escaparate para llamar la atención. Allí tiene las puertas abiertas a quien quiera darle una oportunidad laboral.
Desde su oficina de parado con vistas a la calle, gestiona su propia página web y, sobre todo, espera a que alguien necesite un profesional como él. Dice que no tiene problemas para aceptar cualquier tipo de trabajo, pero que lo suyo es cualquier actividad relacionada con económicas, contabilidad, marketing, publicidad o social media.
De momento, ha recibido muy pocas visitas que en su local. Sabe que el tiempo se le acaba y no se hace ilusiones. Si en las próximas semanas no consigue nada, Francisco Javier emigrará a otro país de Europa. Allí buscará la oportunidad que aquí no tiene.
Que no se le ocurra ir a Dinamarca porque , además de no encontrar curro, se va a tropezar con una fuerte competencia, como se observa en esta foto de Copenhague:
El mozo es valiente para hacer eso que hace aunque estaría mejor sin esos corazones azules en el cuello de la camisa para dar imagen de ejecutivo.
ResponderEliminarLo bueno sería que algunas yogurinas de buen ver le imitaran e hicieran lo mismo pero con un apresto comercial en que dejaran ver los muslamenes. Por simple efecto publicitario.
Tampoco le vendría mal al mozo utilizar la gillete de tres hojas, desechable y limpiarse un poco la cara.
EliminarLo de las yogurinas cuenta con mi apoyo; ya sabe Vd. lo que me gustan las maravillas de la naturaleza.
Exponerse así puede hacer pensar a ciertos contratistas que no anda muy fino de la azotea y pasar de él. Una pena pero le pasa lo que a demasiada gente durante demasiados años ya.
ResponderEliminarQue los contratistas sospechen de algún tornillo suelto en la cabeza del expositor, es uno de los efectos colaterales indeseados que tiene el invento.
EliminarCuando recuerdo que en mi época bastaba contestar a los innumerables anuncios solicitando personal para conseguir un curro, imagino la que estarán pasando ahora los que buscan empleo y lo lamento profundamente.