Un funcionario en Cádiz, catorce años cobrando sin trabajar.
(de foroamistad)
Si la historia del funcionario fantasma del Ayuntamiento de Cádiz hubiera trascendido unos días antes habría acabado en las coplillas del Carnaval. La letra hablaría de un ingeniero que durante años no acude a su puesto de trabajo y nadie lo echa en falta, de modo que todos los meses cobra la nómina correspondiente a los 37.000 euros brutos anuales de su salario sin hacer nada.
Hasta que en 2010 alguien en el Ayuntamiento pregunta por Joaquín y el funcionario es expedientado por absentismo laboral y sancionado con 26.920,93 euros, el equivalente a un año de su salario neto, lo máximo reclamable legalmente. El último capítulo del sainete es la sentencia de este 20 de enero del Juzgado Contencioso-Administrativo 1 de Cádiz que, ante la denuncia del funcionario en contra de la medida, se pronunciaba a favor del Consistorio y refrendando la sanción.
...
- ¿Cómo es posible que un trabajador del Ayuntamiento no estuviera bajo ningún tipo de control?, preguntamos a Jorge Blas Fernández.
- Pensábamos que el gerente de Aguas de Cádiz lo supervisaba, pero no era así. Y lo descubrimos cuando estábamos a punto de entregarle al funcionario una placa por los 20 años de servicio.
Seguramente el funcionario pensaba que, el hecho de figurar en el organigrama, le facultaba para cobrar el sueldo, sin necesidad de presentarse en la oficina. Otros colegas, ni siquiera figuran en nómina y, no obstante, pasan por caja todos los meses.
Aunque parezca mentira, no se trata de un caso típico de la burocracia galopante; en mis tiempos en la empresa privada, conocí personas que llegaban a la oficina, colgaban la chaqueta del sillón y se iban de compras durante un par de horas. Una importante empresa tenía delegaciones en varias localidades de España que, pese al cese de actividad y haber sido cerradas, continuaban pagando el alquiler.
Seguramente el funcionario pensaba que, el hecho de figurar en el organigrama, le facultaba para cobrar el sueldo, sin necesidad de presentarse en la oficina. Otros colegas, ni siquiera figuran en nómina y, no obstante, pasan por caja todos los meses.
Aunque parezca mentira, no se trata de un caso típico de la burocracia galopante; en mis tiempos en la empresa privada, conocí personas que llegaban a la oficina, colgaban la chaqueta del sillón y se iban de compras durante un par de horas. Una importante empresa tenía delegaciones en varias localidades de España que, pese al cese de actividad y haber sido cerradas, continuaban pagando el alquiler.
Lo de ese ingeniero de Cadiz es muy habitual en las Administraciones Públicas de todas las regiones.
ResponderEliminarYo conozco el caso de varios escultores vascos que tenian despacho y sueldo en la sede del Gobierno Vasco en Vitoria, y que jamás conocieron cómo eran los tales despachos, aunque recibian en casa su nómina.
También colocaban en nómina en la Diputación de Vizcaya a montones de políticos cesados en el Gobierno vasco, y que es casi seguro que no saben en dónde se ubica el edificio de esa Diputación.
A nivel nacional no quiero ni imaginar la de "cesados" que están en nómina de variadas instituciones públicas.
Una situación lamentable, la que comenta. El "enchufismo" es una vergüenza, pero si, además, ni siquiera disimulan haciendo acto de presencia, mucho peor todavía.
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