Ayer por la mañana me encontraba disfrutando de un café con croisant en el VIP de Julián Romea, cuando se me acerca un fulano, saludándome muy efusivamente:
"Bwana, ¡qué alegría encontrate de nuevo! Soy Gustavo NN, , tu antiguo compañero en Fibras Esso"
.
"Claro que te recuerdo, si tenías el mejor puesto en la empresa, envidiado por todos. Por algo te llamaban "Lucky Gustavo".
Lo invito a sentarse en mi mesa y pedimos más café con croisants. Me ha llamado la atención un pendiente que adorna la oreja izquierda de este ex compañero de trabajo y ciertos extraños tics del fulano, mientras recordamos algunos momentos pasados. Por éso me parece sospechosa su invitación para tomar unas copas en su apartamento, que rehuso con mi clásica excusa del oftalmólogo. Nos despedimos tras una hora de conversación y prometo llamarle por teléfono para vernos otro día que esté menos ocupado.(Creo que he perdido su número de teléfono).
Es curiosa la metamorfosis del Gustavo; antes no paraba de hablar de sus conquistas femeninas y esta vez, no hace más que hablar de modas. El apodo de "Lucky" (afortunado, suertudo,...) se lo calaron cuando fue nombrado jefe de la sección de casting en Barcelona, sección dependiente del departamento de Marketing de la empresa y cuya delicada labor consistía en seleccionar modelos para la exhibición de lencería fabricada con los productos de Fibras Esso. Aquí lo vemos en plena faena:
Dicen las malas lenguas que el contacto íntimo y prolongado con muchas personas del sexo opuesto, a la larga, produce el contagio de las manías, gestos y costumbres de la oposición.
Éso es, precisamente, lo que le ocurrió a un compañero del Instituto que se inscribió en las clases de ballet, según decía, "para ligar con esa monada de bailarinas" y que terminó, a los seis meses, amancebado con el director, un bailarín profesional. Según algunos autores, ésa fue la causa de la pérdida de aceite del amigo don Juan Tenorio en su etapa final.
Genial post, Don Bwana.
ResponderEliminarDebe de ser frecuente lo que cuenta : los bonitos señoritos que se relacionan con modistas o productores de ajuares femeninos, incluso los aprendices de ballet, y que terminan perdiendo aceite a la edad en que debieran de estar tomando pastillas para la próstata.
También tenía yo un amigo que siempre estaba rodeado de yogurinas y 40 años después me lo encontré viviendo con un tío barbudo.
También peligran los modistos, los peluqueros y fisioterapeutas de señoras: tanto contacto con las féminas termina por hacer mella en el más pintado.
ResponderEliminarVaya, va a ser verdad, que todo se pega.
ResponderEliminarTodo se pega, Don Mamuma, menos la guapura.
Eliminar