Una peluquera, condenada a dos años de cárcel por maltratar a una clienta
Empezaron bromeando, acabaron hablando de su físico y la clienta acabó con un brazo roto
(de abc)
Una peluquera de Zaragoza ha sido condenada a dos años de prisión por haber roto el brazo a una clienta -y hasta entonces también amiga-. Ocurrió el 27 de junio del año pasado, en la peluquería que la condenada regenta en el zaragozano barrio de Delicias.
Según el relato de los hechos de la víctima, que ha sustentado la sentencia condenatoria, aquel día ella acudió a la peluquería para decirle a su dueña que iba a mandarle a una amiga para ponerse unas extensiones en el pelo.
Ambas comenzaron una animada conversación, bromeando. Pero el chascarrillo entró en el terreno del físico de ambas. Las dos siguieron bromeando, pero acabó en discusión acalorada. Dice la peluquera que su amiga -y clienta- le llamó FEA. Y sostiene la víctima que la discusión acabó con su brazo roto, porque la peluquera, alterada, cogió una barra de hierro y la emprendió contra ella.
La clienta explica que se protegió con el brazo para contener el golpe. Le costó una fractura en el radio de su brazo derecho.
El juzgado da por cierta la versión de la víctima, Jacqueline G., y ha condenado a la peluquera, Marianne Conte, a dos años de prisión y a pagar a su exclienta y examiga una indemnización de 11.068 euros.
Todo parece indicar que se trata de una pelea entre galas. La Marianine ha perdido una cliente, once mil pavos y ha ganado unas vacaciones en chirona. Por su parte, la Jacquelin se ha llevado un hueso roto, por su insolencia al insultar de la peor manera a su amiga y peluquera.
Se ha hecho justicia.
Todo parece indicar que se trata de una pelea entre galas. La Marianine ha perdido una cliente, once mil pavos y ha ganado unas vacaciones en chirona. Por su parte, la Jacquelin se ha llevado un hueso roto, por su insolencia al insultar de la peor manera a su amiga y peluquera.
Se ha hecho justicia.
Hay que evitar a las peluqueras porque leen demasiadas revistas como el "Hola".
ResponderEliminarLo raro es que una mujer se cabreara porque otra le dice FEA. Normalmente las féminas se enfurecen cuando eso se lo dice un varón.
Suelo tener que contenerme mucho en ocasiones para no decir a la interlocutora maleducada y tontaina que a veces te toca lo de "eres tan tonta como fea".
Sé que si lo dijera iba a salir huyendo y perseguido por una turba de "peluqueras" hasta YEMEN.
Tengo la suerte de haber localizado a una peluquera-pedicura dominicana, en una peluquería china, por más señas que, además de ser guapa y simpática, está como un tren y corta mi escaso cabello con finura.
EliminarComo verá, está todo bajo control.
A propósito de huídas, tengo hoy en el blog un "parato" ideal para que vuesa merced y yo lo adquiramos para nuestras excursiones.
ResponderEliminarYa he visto el "parato" y me temo que no podré acompañarle en sus excursiones por prescripción facultativa.
EliminarA quién se le ocurre con tijeras y tintes de por medio meterse con la que te puede dejar la cabeza hecha un adefesio
ResponderEliminarEfectivamente, la Jaqueline ha tenido suerte de acabar solo con un brazo roto y con once mil pavos más.
EliminarNo se, pero a mí con esos nombres y esas maneras de conducirse en la muy noble y muy heroica capital de los almendrones, creo que las muchachas no eran autóctonas y mucho menos francesas.... más bien las diría oriundas de las islas del caribe, y seguramente la discusión sería por alguna otra cosa más para que llegara tan a mayores.
ResponderEliminarLo que se me hace raro es lo de la barra de hierro, con tantas tijeras a mano, secadores, botes de laca y otras armas se hace raro.
A mi también me extrañó la presencia de estas dos de nombres franceses, en una peluquería de Zaragoza. Es posible, como sugiere, que alguna de las dos fuera de Martinica, donde las féminas no se andan con contemplaciones y son expertas en el manejo de la cabilla.
Eliminar